Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) escritor
y periodista británico, conocido como “el príncipe de las paradojas” (…) Son
famosas sus polémicas con los más grandes personajes de principio del siglo XX,
una de ellas tiene como tema el papel de las mujeres.
Henry Ford escribió en un periódico local
estadounidense, que la mujer no debe dedicarse a los negocios porque en los
negocios hay que tomar muchas decisiones y las mujeres no saben hacer bien eso.
Chesterton le recordó a Ford que las mamás
toman decisiones más difíciles que las que toman gerentes de una empresa, y que
los problemas que un niño cada día presenta a la mamá, haría explotar al señor
Ford; con la dificultad que el niño no se repara con piezas de recambio, como
es fácil hacer con un coche.
“Nunca entendí cómo surgió la superstición de
considerar modesto el trabajo en casa y excelso el de fuera casa. Puede haber
razones excelentes para que una mujer haga cualquiera de las dos cosas, pero no
hay ninguna razón para considerar inferior el trabajo doméstico.
De hecho, la mayor parte de los trabajos fuera casa
son bastantes rutinarios y en gran medida sucios. En casa, además, una persona
suda y se afana por gente que aprecia y quiere, pero fuera de casa se esfuerza
por gente que no conoce, no aprecia y no quiere”.
Chesterton reconoce
que las tareas de casa tienen lugar en un espacio algo pequeño. Pero la ciencia
que la mujer realiza, para lo cual queda pequeña la palabra “educación”,
es enorme, al enfrentarse al misterio de la formación de los seres humanos.
En casa, la mujer es
decoradora, cocinera, diseñadora de moda, profesora, niñera, enfermera,
administradora financiera y motivadora. Esas tareas la hacen creativa y libre,
la enriquece más que cualquier profesión porque tiene que desarrollar todos sus
talentos.
Chesterton no
niega que la mujer muchas veces fue maltratada, pero cree firmemente que nunca
lo fueron tanto como ahora, cuando se pretende que llevan las riendas de la
familia y, al mismo tiempo, triunfen profesionalmente.
Muchos animales
requieren tiempo para ser criados, pero el hombre, además de cuidado físico,
necesita de educación. Se trata de una labor difícil, del sueño de lo que
debería ser nuestra sociedad, y todo empieza desde la casa.
Nadie queda sin
ser educado, porque, si no es educado por una buena mamá, una familia, y de buenos
maestros, será educado por la calle, por los medios masivo de información, por
las bandas de narcotraficantes… porque nadie se queda sin ser educado.
Los hijos pequeños
no necesitan aprender un oficio, necesitan ser introducidos en las realidades
del mundo. Por eso, si alguien cree que criar a ese niño insaciable es dura tarea,
Chesterton piensa que tienen razón.
Si dicen que es
una tarea desagradable, Chesterton admite que puede ser tan pesado como el
oficio de un cirujano o de un bombero, pero aún más indispensable para la
sociedad, que estos últimos oficios valiosísimos.
Pero elevaría a
esta tarea al rango más noble que un ser humano pueda hacer, y esto es el
privilegio principalmente del sexo femenino, la trasmisión de una cultura, de
un ideal de vida, de una serie de valores que distinguen nuestra civilización
de otra.
Por esto, Gilbert,
reconoce en la familia el núcleo indispensable de la sociedad, porque la
familia realiza por amor, un trabajo social necesario, imposible de realizar
por dinero. Por Dr. Mario De
Marchis Pareschi (30-11-18)
¡Feliz día hoy y siempre Esposa, Mamá, Hermana, Hija, Abuela...!