Dice Jorge Bergoglio: “En estos tiempos necesitamos la virtud de la esperanza, que con la fe y la caridad, son virtudes teologales, que Dios regala en el Bautismo, para hacer crecer en bien nuestro y de toda la humanidad, con nuestras acciones cotidianas….
Necesitamos esperanza, para vivir cada minuto de nuestra vida con entusiasmo y alegría, como un regalo maravilloso de Dios, para mirar siempre al futuro sin temores ni dudas, con la plena certeza de que Dios camina con nosotros y nos protege y ayuda….
Necesitamos la esperanza, para hacer lo que nos corresponde con valentía y decisión, y tratar de superar los problemas y dificultades que se nos van presentando a medida que vamos caminando”.
Estamos acosados por un virus que “mata” (aunque unos idiotas niegan), a ciento de miles en el mundo, desatando temor, paranoia y dolor al extremo de sufrir coronafobia, temor a contagiarse y morir, ante un “tí syry, carraspeo o leve dolor de garganta”.
Y nada digamos del impacto
económico que golpea fuerte sobre todo, a los más pobres. La lista negativa es
larga y penosa, sobre todo para los más pobres. Ante esta realidad, cito al filósofo
y cantautor Facundo Cabral, quien compuso la siguiente canción:
Esta es la canción que canto cada mañana al despertar.
Para agradecerle al Cielo,
La gentileza de un nuevo día,
Es decir de una nueva oportunidad.
Porque siempre se puede empezar de nuevo.
En una eternidad siempre se puede empezar de nuevo.
Y esto es tan cierto como que el paraíso no está perdido sino olvidado.
Para empezar de nuevo,
Para buscar al ángel,
Que me crece los sueños.
Para cantar, para reír,
Para volver a ser feliz
Pero pocos lo conservamos,
Hay quien prefiere un sicoanalista.
Todos tenemos una conciencia,
Pero pocos la escuchamos,
Hay quien prefiere la televisión.
Todos somos ricos, es decir hijos de Dios,
Pero pocos lo sabemos. Perdona hermano que yo no…
Como la esperanza es rasgo característico de todo ser humano, dejo el conocido refrán (que la mitología griega atribuye al Titán, amigo de los mortales, Prometeo):
“La esperanza es lo último que se pierde (o que muere)”.