En la escuela, nos enseñaron que la bandera nacional representa a un país, que indica nacionalidad. Es uno de los símbolos más importantes que tiene una nación. Representa al país en el extranjero y a los ciudadanos en el propio país.
La bandera paraguaya tiene tres franjas, roja, blanca y azul. En el anverso, un escudo, con dos ramas de palma y olivo que se curvan en forma de corona, rodeando a una estrella.
En el reverso, lleva un secudo con la imagen de un león y un gorro frigio y está escrito: Paz y Justicia. También aprendimos que al no honrar la bandera, faltamos al respeto a la patria y a nuestros heroicos guerreros, como por ejemplo:
Se leía en LA Nación (28.03.15) este título: “Usar la Bandera paraguaya como puerta, no es penado pero es un "Ultraje"… en referencia a que una bandera paraguaya cubría la entrada de la única letrina en una escuela pública de Capitán Bado.
“Los responsables de este semejante acto de total falta de respeto a la patria y a nuestros heroicos antepasados, como mínimo, merecen un sumario administrativo”… señalaron.
¡No justifico lo antementado!...pero, hay peores modos de deshonrar a la bandera, a la patria, al bien común y a todos. Es no solo ultraje. Es crimen cuando “tiburones” políticos, entre otros, fagocitan dinero público, de un pueblo abatido y enfermo.
Sueldos escandalosos, comida, seguro vip, vehículos, combustible y demás regalías a la fauna canallesca, delata que, quienes acceden a cargos públicos, se auto-consideran clase “A”, gladiadores del antiguo circo romano, asestando un lanzazo al caído infeliz.
Esto y otras “astucias” más, no es un insulto a la bandera, nomás. Es al país entero, a los que pagamos impuestos, y que nos roban. Ellos tienen coronavirus en el corazón infectado por el maloliente ego, el yo, el “chente se”.
Así las cosas, ignorancia, soberbia y corrupción que nos victimizan, es más condenable que el error de tapar la entrada de una letrina con la bandera.
Deseo que conozcamos el significado de la bandera, que nos represente y nos una. Que nos alegre ver su belleza flameando bien alto. La hermosura que no está en sus colores o dibujo. Está en la nobleza del pueblo y la generosa tierra que representa.
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