Hace más de tres décadas, participé en el programa de “Comunicación
Eficaz” dictado por Dale Carnegie Training. Por considerar de
gran utilidad para el desarrollo de la conducta humana, me permití incluir,
como trabajo práctico, en la cátedra de RRHH.
La primera regla decía: “No Critiques, no Condenes ni te Quejes”,
escrito por Dale Carnegie, el primero
de tantos libros de autoayuda, publicado por primera vez en 1936.
Hoy, más que
nunca, ataques y descalificaciones están a la orden del día. Cualquiera,
a cualquiera y por cualquier motivo, como si fuera un timbre de gloria,
abre sus fauces acusadoras.
Luego, en un clima
de extrema violencia verbal, se explica (no justifica) que el matonil e ignorante
yva
pará, responda hundiendo su kysé o disparando al acusador. La cárcel
da fe de lo dicho. Además, es tema por todos sabido.
Hoy sobreabunda la
descalificación y falta de respeto al otro. Pero no miremos tan solo a los demás.
Un rápido examen de conciencia quizá nos acuse también, que al menos algunas veces,
fallamos.
Decía
el Instructor: el humano no tiene vocación de
autocrítica. Inventa excusas y se victimiza. Que el inocente cargue
con culpas ajenas…”jamás importó. Ejemplos diarios lo tenemos en accidente de
tránsito…
La
cultura subterránea del letradito-astuto-mbareté-pokaré- el ñembotavy,
evadiendo las consecuencias de sus actos, es una antigua cátedra a cielo
abierto. Y para agravar ñane rekové chapí (enano civismo) hasta
se aplaude, acepta y alardea la mala acción.
Así, hay casos y
cosas que ponen a prueba nuestra paciencia, que nos llevan a la ira,
nos hace criticar o condenar con rigor. También, damos lugar a chismes sin
querer, por cachiaí nomás, y tienen graves consecuencias. Ideas para
controlar la lengua viperina:
1- «Piensa antes de hablar» y «si no
tienes algo bueno que decir, e quirirí».
2- Es mejor callar y ser discretos. Las palabras
tienes poder de envenenar o ensalzar.
La Biblia da
ejemplos sobre el mal que hace la lengua viperina, venenosa. Prov. 25:23:
“Con
el viento del norte vienen las lluvias; con la lengua viperina, las malas caras”
3- “Y la
lengua es fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros
miembros, y contamina todo el cuerpo e inflama la creación, ella misma es
inflamada por el infierno” (Sant.3:6).
4- Discúlpate. Por
muy duro que sea, si llegamos a decir algo que perjudique a alguien,
simplemente, debemos disculparnos. Esto tiene efectos positivos. El cobarde se
esconde, niega. ¡Solo el valiente pide disculpas!
5- El hombre
bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal
tesoro de su corazón saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la
boca. (Lucas 6:45).
¡Bueno, mba-é
na…. como dice el nuevo adagio: “Hasta aquí nomás te puedo decir”
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