Había una vez…-así
solía comenzar algunos cuentos de la abuela-…
una comunidad de idiotas o imbéciles que habla sin tener nada que decir, repite
una y otra vez lo que no entiende, discute
y pelea con el semejante sin
apoyo de ningún argumento, etc, etc. etc.
Suena radical, extremista, exagerado, pero es lo más lógico y acertado que
pasa por la mente de aquellas personas “raras”, “anormales”, por no ser
tilingos, en medio de tantos Imbéciles.
Esta comunidad de idiotas, nada de lo que
ocurre deja escapar, así sea importante o no. Esta sociedad captura cualquier vyrorei y enseguida viraliza.
Incluso, se ha llegado al extremo de compartir momentos en que estaban
defecando. ¿pervertidos sexuales?
“Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad; el mundo solo tendrá una
generación de idiotas” expresó con preocupación el gran Alber Einstein, al ver la
tendencia de los seres humanos con respecto a los excesos en el uso de la tecnología.
Escribe Ana María
Pérez Cárdenas (28.04.16):
¿Qué tiene de malo eso? Nada, siempre y
cuando se use las habilidades para el bien. Nos burlamos de cada aspecto que
ocurre en el mundo. Perdimos el respeto y una característica tan propia del ser
humano: la empatía.
¿En qué momento nos volvimos tan fríos e insensibles? Cuando ocurre un
hecho de gran impacto, no pasan ni dos minutos y ya hay innumerables “memes”
sobre dicho hecho…
Los millenials tuvimos la oportunidad de experimentar los grandes cambios
tecnológicos que nos llevaron a la era digital. Fuimos criados bajo el sistema en
el que salíamos a jugar en las calles o hablábamos más con las personas
que con un dispositivo.
Fuimos materia cruda que tuvo la oportunidad de desarrollar, adaptar y/o
mejorar las herramientas del siglo XXI para el bien. A pesar de que sí, hay
gente que usó las redes para influir positivamente, los usuarios
hemos desviado el fin.
Nos volvimos ovejas. Dejamos que las tendencias sean quienes guíen
nuestras vidas en vez de nuestras convicciones. ¿Cuáles son nuestras
convicciones? ¿En qué creemos? ¿Qué respetamos?
Nos burlamos de todo. Aprendimos a ridiculizar lo que sucede en el mundo
con tanta “expertise” (pericia-habilidad) que se nos volvió de alguna manera un
tipo de reflejo el satirizar las noticias cuyo impacto merecía respeto en vez
de burlas.
¿Qué futuro nos espera si lo que mejor sabemos hacer es quitarle la
importancia a los hechos? Ya nada es sagrado, ya nada se puede salvar. Ya nada
se espeta. No respetamos la religión, los hechos que marcaron el mundo, a las
personas.
Con razón el escritor y filósofo italiano, Umberto Eco, criticó duramente
a Internet, y en particular, acusó a las redes sociales de haber generado una
"invasión de imbéciles", ya
que "dan el derecho de hablar a legiones de idiotas".
"Si la
televisión había promovido al tonto del pueblo, ante el cual el espectador
se sentía superior", el "drama de Internet es que ha promovido al
tonto del pueblo como el portador de la verdad", asegura
Eco.
Cualquier parecido con nuestra realidad
es pura coincidencia
Me apresuro
a señalar que este comentario no atenta contra la tecnología. ¡Bienvenida
la tecno-ciencia que desarrolla las
posibilidades humanas!.
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