lunes, 20 de julio de 2020

«LA CORRUPCIÓN DEL PROGRESO»

                                     O Sea: ¿O Progresá pio la Atraso?
                            Efemérides archivos - Julian Martinez Bartolome
Miguel Delibes (1920-2010) -novelista español, abogado, docente y periodista- al ingresar a la RAE, denunciaba la corrupción del progreso: “competencia sin límites, necesidades superfluas, destrucción de la naturaleza, extrema miseria y despilfarro”.

Vivimos disparados hacia el progreso, pero ese disparo tiene un peligroso retroceso, que impone valorar en qué medida lo que se avanza se justifica con lo que se retrocede -dice José R Ayllón, en Desfile de Modelos p. 144.

El progreso es tal cuando hay bienestar general. No solo de ladrones. Con razón W. Shakespeare, llamó al dinero “prostituta universal”. Una democracia fallida enriquece solo a corruptos, elimina a los pobres, ignorantes y débiles a quienes dicen servir.

La prensa escupe una y otra vez, la Declaración Jurada de muchos “servidores públicos”, hoy hiper-millonarios, pero mboriahú chapí antes de ocupar cargo en la función pública….decía aquel profesor.

El siglo XXI idiotiza con la "tecnociencia", pero es incapaz de cambiar al humano, para no humillar, violar, degradar, robar, matar. Las nuevas generaciones crecen -en general- “decapitadas” -aun con grado académico- y faltos de moral -con conciencia averiada-.

¿Prueba?: Los colosales índices de asesinatos, agresiones, violaciones, asaltos aquí y allá, por izquierda y por derecha, de mañana, tarde y noche, de modo que a mayor acumulación humana, se elevan las estadísticas de crimen, robo y muerte.

Esta evidencia y el aumento de las llamadas “enfermedades de la civilización”, según Delibes ratificaba la afirmación de Erich Fromm que, para conseguir una próspera economía «hemos producido millones de hombres enfermos». 

El autor recordaba la amarga profecía de Rossellini: «nuestra civilización morirá por apoplejía porque nuestra opulencia contiene en sí las semillas de la muerte». 

Sólo si se toman iniciativas de carácter global, podrán ponerse en práctica acciones para corregir la deriva destructiva, el respeto a la dignidad humana y a la “casa común” (Papa Francisco)Nuestro planeta se salvará entero o se salvará hundirá entero. 

Delibes expresa sus recelos: «Así las cosas…el actual sentido del progreso no me va…Bien mirado el Hombre no ha aprendido más que a competir y cada día parece más lejana la fecha en que seamos capaces de ir juntos a alguna parte». 

Solo un Hombre nuevo «humano, imaginativo, generoso» y una sociedad también nueva pondrá en marcha un programa reparador. «Matamos la cultura campesina», se dolía Miguel«pero no la sustituimos por nada, al menos, por nada noble.

Y la destrucción de la naturaleza no es solamente física, sino una destrucción de su significado para el Hombre, una verdadera amputación espiritual y vital de éste». 

Los excluidos rechazan el progreso mecanizado y frío, es cierto, pero simultáneamente, este progreso, los rechaza a ellos, porque donde impera la ley del más fuerte -mbareté-pokaré-, deja  en la cuneta a los pobres, a los analfabetos, a tarados y a los débiles». 

Quienes no puedan o quieran subir al tren del «progreso despiadado»...engrosarán la lista de los excluidos que «inútilmente esperan, aquí en la Tierra, algo del prójimo cada vez más remoto».

Un progreso que deja al pueblo hambriento, ignorante es criminal. También una técnica que rompe valores morales y endurece el corazón humano, es doblemente criminal. «Porque si el progreso se consigue con violencia e incomunicación; de la autocracia y la desconfianza; de la injusticia y la prostitución de la naturaleza…

Del refinamiento de la tortura; de la explotación del hombre por el hombre y la exaltación del dinero, en ese caso, yo, gritaría ahora mismo, con el protagonista de una conocida canción americana
“¡Que paren la Tierra, quiero apearme!» ¡El que pueda entender…que entienda…!

Cualquier parecido con nuestra realidad es pura coincidencia.

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