viernes, 17 de julio de 2020

BAUTISMO...: (Encuentro con Padres y Padrinos de Bautismo)

El cristiano nace dos veces (Jn 3, 3-6)
                                             Bautismo » Parroquia de san Juan Bautista
 (A solicitud de algunos Padres y Padrinos de Bautismo)

Al pronunciarse: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo”, somos sellados como hijos de Dios y herederos del cielo. San Gregorio Nacianceno explica así: “El sello significa la soberana propiedad de Dios sobre el bautizado

Quizás las luchas y angustias de San Agustín hasta que se decidió a dar el paso, puedan ayudarnos a comprender la seriedad del bautismo:

“Pegado todavía a la tierra, rehusaba entrar en tu milicia (...) Decía: Ahora....en seguida...Un poquito más. Pero este ahora no tenía fin y este poquito más, se iba alargando (...) ¡Dios mío!. “Me gritaban todos mis huesos que debía ir a Tí (...) Y… no iba” Y se decía interiormente:

“¡Éa! ¡Éa! Sea ahora”; y ya casi pasaba de la palabra a la obra, ya casi lo hacía; pero no llegaba a hacer (...) pudiendo más en mí lo malo que lo bueno….Tal era la lucha que había en mi corazón, de mí contra mí mismo> (San Agustín de Hipona-Confesiones).

Nietzsche escribió en cierta ocasión, el hombre es distinto del animal porque puede hacer promesas. Vivir como cristiano es “una especie de guerra civil contra nuestros vicios interiores”…una promesa de todos los bautizado al Señor Jesús.

Por eso, sólo debe ser bautizado quien vivirá su compromiso bautismal. El Código del Derecho Canónico nº 868 dice: Bautizar a un niño requiere de fundada esperanza que el niño va a ser educado en la fe: si falta esa esperanza, debe diferirse el bautismo. De ahí la grave responsabilidad de los Padres y Padrinos. “Los niños creen, no por un acto propio, sino por la fe de la Iglesia que se les transmite, en casa”

El bautizado es ungido sacerdote, profeta y rey. Durante su vida ha de desarrollar vivamente estos títulos y compromisos adquiridos, pues, tendrá que rendir cuenta ante el supremo tribunal de Cristo, en aquella hora terrible. 
EUCARISTÍA…
Cristo con su alma, cuerpo, sangre y divinidad
                                          Uživatel Espíritu y Vida na Twitteru: „"Mi carne es verdadera ...
En su sentido actual, eucaristía significa la celebración del Sacramento instituido el Jueves Santo (hace más de dos mil años). Esto es, la Misa, es decir, lo que ofrece, se consagra y se comunica (cuerpo y sangre).

En la Sagrada Eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia. Y ¿para qué la Eucaristía? ... Sencillamente para vivir en presencia de Dios. Sin la Eucaristía, el cristiano es nadie y nada porque la Eucaristía es fuente y cima de toda la vida cristiana.

Duda: La presencia verdadera de Cristo en este Sacramento es un gran problema para muchos, pues no se conoce por los sentidos, sino por la fe, dice Santo Tomás. “Esto es mi cuerpo que será entregado por ustedes”. (Lucas 22, 19),por lo tanto, Es Palabra de Dios.

San Cirilo dice: No te preguntes si esto es verdad, más bien acepta con fe las palabras del Señor, porque él, que es la verdad, no MIENTE.

Para no beber nuestra propia condenación, no se debe recibir el Sacratísimo Cuerpo de Jesús en pecado. ¿Seremos capaces de depositar a Cristo en una cloaca?. Además, se debe estar en ayunas (1 hora antes) prescrito por la Iglesia.

Frutos de la comunión: 1. Crece nuestra unión con Cristo 2. Borra los pecados veniales. 3. Nos hace miembros de la Iglesia. 4. Nos preserva del pecado mortal.

CONFIRMACIÓN
Sacramento de madurez cristiana
                                     De la Confirmación – UPAP Salinas
El sacramento de la Confirmación es el de la “adultez” cristiana. Confirmamos las promesas recibidas en el bautismo, para trabajar a favor de la Iglesia de Cristo en el mundo: Fortalecer y nutrir esa vida en sus raíces, constantemente amenazada.

Podemos llamar cristiano adulto a quien sabe asumir sus responsabilidades en el seno de la Iglesia y toma parte activa en la edificación del Reino de Dios.

El cristiano vive una vida tensionada, porque en su interior lucha contra las malas inclinaciones, y en el exterior, contra el mundo y el demonio. La confirmación imprime en el alma, el carácter de soldado de Jesucristo, y le da fuerza para el duro combate.

Por la efusión del Espíritu Santo, el creyente que ha recibido el sacramento de la Confirmación, hace un altar en cualquier actividad de su vida diaria. Sobre ese altar él se une al sacrificio de Cristo para introducir en el mundo el amor del Padre.

Así, el Espíritu se manifiesta en el cristiano a través del testimonio activo y lo hace progresar hacia la Eucaristía, culmen del misterio pascual, con las manos ricas en dones de alabanza.



Por la Confirmación, el Hijo encarnado de Dios nos comunica la misma misión que el Padre le dio a Él: dejarnos guiar por el Espíritu Santo, para hacer visible en este mundo su amor infinito. 


                                                            RECONCILIACIÓN
                                                          Sacramento del Perdón
                                                                 
Sacramento de la confesión,o la reconciliación o la penitencia

Penitencia en su sentido etimológico, significa: pena, arrepentirse. Esta hace que el pecador se sienta arrepentido de los pecados cometidos, tener el propósito de no volver a caer y hacer algo en satisfacción por haberlos cometidos. 

Cristo nos llama a la conversión y a la penitencia, pero no con obras exteriores, sino a la conversión del corazón, a la penitencia interior. De otro modo, sin esta disposición interior, todo sería inútil. (Cfr. Is.1, 16-17; Mt .6, 1-6; 16-18)

Cuando hablamos de esta virtud (conversión), no nos referimos únicamente a la penitencia exterior, sino que esta reparación tiene que ir acompañada del dolor de corazón por haber ofendido a Dios.

No sería válido pedirle perdón por una ofensa a un jefe por miedo de perder el trabajo,  que hay que hacerlo porque al faltar a la caridad, ofendemos a Dios. (CIC 1430–1432)

Los medios para cultivar esta virtud son: la oración, confesarse con frecuencia, asistir a la Eucaristía –fuente de las mayores gracias- la práctica del sacrificio voluntario, dándole un sentido de unión con Cristo y acercándose a María.

La reconciliación, es uno de los siete sacramentos instituidos por Cristo, que perdona los pecados contra Dios. Se obtiene la reconciliación con la Iglesia, a quien también se ha ofendido con el pecado, al pedir perdón por los pecados.

El nombre de “Reconciliación” se debe a que reconcilia al pecador con el amor del Padre. Él mismo nos habla de la necesidad de la reconciliación con sincero dolor de corazón. “Ve primero a reconciliarte con tu hermano”. (Mt. 5,24) 

Después de la Resurrección estaban reunidos los apóstoles –con las puertas cerradas por miedo a los judíos– se les aparece Jesús y les dice:

“La paz con ustedes. Como el Padre me envío, también yo, les envío. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: Reciban al Espíritu Santo. A quienes perdonen los pecados, les quedaran perdonados; a quienes se los retengan, les serán retenidos”. (Jn. 20, 21-23)

Cristo, conociendo la debilidad humana, sabía que mucas veces nos alejaríamos de Él por causa del pecado. Por ello, nos dejó un sacramento muy especial que nos permite la reconciliación con Dios. Este regalo de Jesús, es otra prueba más de su infinito amor.

Requisitos para confesión: a) Examen de Conciencia b) Dolor de los pecados c) Propósito de enmienda d) Cumplir la “penitencia”… e) Confesar todos los pecados.

(Algo curioso...en cualquier programa de Tv...cientos de gente -para el mundo entero- escupe todas sus miserias y pecados sin pudor...y ¿por qué tanto escándalo ante una provechosa recomendación cristiana, que alivia el interior humano?)
                                                
                                                 UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
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Esta preocupación del Señor por los enfermos, se la comunica a sus discípulos. Jesús, en dos momentos del Evangelio, les dice lo que debían hacer con los enfermos:  y ungiendo con óleo a muchos enfermos, los curaban (Marcos, 6, 13),

El apóstol Santiago cuenta la costumbre que existía entre los primeros cristianos con estas palabras: ¿Alguno entre ustedes está enfermo? Llame a los presbíteros y oren sobre él, ungiéndole con óleo (…) y los pecados le serán perdonados.¨ (Sant.5 14-15)

¿Cuándo se ha de recibir la unción de los enfermos? Cuando alguien está en peligro de muerte. ¡Cómo se hace? El sacerdote va a donde está el enfermo y lo unge con óleo sagrado en la frente y las manos del enfermo y dice la siguiente oración:

Por esta santa unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo para que libre ya de los pecados, te salve y te alivie por su benignidad. ¨
           
La Iglesia recomienda que se reciba al comienzo de la enfermedad, para que la persona lo reciba con lucidez, o sea, que sé de cuenta, y con fervor, porque la unción ayuda también si así Dios lo quisiera, para curar la enfermedad.

¿Qué gana quien recibe la unción? 1. El enfermo se une a la pasión de Nuestro Señor Jesucristo 2. La unción da fuerza, consuelo y ánimo al enfermo para soportar cristianamente el sufrimiento y el dolor.

3. Cuando el enfermo está sin pecado, está ¨en gracia¨, la unción aumenta esa gracia. 4. Si está con pecados veniales, la unción de los enfermos quita las pequeñas manchas que el alma pudiera tener por ellos.

5. Si el enfermo ya no está consciente, este sacramento perdona los pecados, aún cuando no haya podido confesarse, siempre que el enfermo estuviera arrepentido antes de perder el sentido.       

6. Si Dios así lo quiere, la unción de los enfermos puede producir la curación de la enfermedad. Si es la voluntad de Dios que esa persona muera, este sacramento le da fuerza para prepararse para la muerte.

ORDEN SAGRADO
                                       La Jerarquía de la Iglesia Católica en la Biblia - YouTube
El Orden sagrado es el sacramento, administrado por el obispo, que confiere los tres grados del ministerio jerárquico de la Iglesia, es decir, que consagra a los obispos, a los sacerdotes y a los diáconos. Se llama también Orden Sacerdotal.

Los discípulos y la Iglesia. A los apóstoles, Jesús: Les asignó la misión de predicar el Evangelio y hacer discípulos a todos los pueblos. Les dio autoridad sobre la comunidad, pero una autoridad que será siempre de servicio y de entrega.

Cuando examinamos los evangelios a la luz de esto, podemos reconocer varias cosas que nos son familiares. Jesús se ocupaba de que sus discípulos aprendieran estando con Él y observando lo que Él decía y hacía. Ellos vivían y viajaban con Él. Era una relación de compromiso. Los discípulos de Jesús dejaban a sus familias, amigos y ocupaciones para seguirlo y aprender de Él.

Vemos la misma meta en la relación de Jesús con sus discípulos. Él desea que ellos entiendan y transmitan sus enseñanzas y que, en un cierto sentido, tomen su lugar, “un discípulo... después de que se ha preparado bien, será como su maestro” (Lc. 6.40).

“Como me envió el Padre, así también yo os envío”. (Jn. 20.21) “El que a vosotros oye, a mí me oye, y el que a vosotros desecha, a mí me desecha” (Lc. 10.16).

Ministerios en la Iglesia. a) Ministerio proviene de la palabra latina ministerium, que significa servicio. b) Tipos de ministerios. Ordenados, Instituidos y Reconocidos. Algunos cargos de los presbíteros: Párroco. Vicario Parroquial, Capellán, Canciller...

Episcopado, ministerio que ejerce el Pontífice u Obispo escogido por la Santa sede.
Un obispo es un presbítero ordenado o consagrado para regir una diócesis. Cargos que pueden desempeñar los obispos. Arzobispo, Cardenal o Papa.

MATRIMONIO
                                          la común unión del matrimonio - ppt descargar
La unión conyugal tiene su origen en Dios, quien al crear al hombre lo hizo una persona que necesita comunicarse y que necesita compañía. “No está bien que el hombre esté solo, hagámosle una compañera semejante a él.” (Gen. 2, 18).

Dios creó al hombre y a la mujer a imagen de Dios, hombre y mujer los creó, y los bendijo diciéndoles: creced, y multiplicaos, y llenad la tierra….”.(Gen. 1, 27- 28).

Desde el principio de la creación, cuando Dios crea a la primera pareja, la unión entre ambos se convierte en una institución natural, con un vínculo permanente y unidad total (Mt. 19,6).

Por lo que no puede ser cambiada en sus fines y en sus características, ya que de hacerlo se iría contra la propia naturaleza del hombre. El matrimonio no es, por tanto, efecto de la casualidad o consecuencia de instintos naturales inconscientes.

El matrimonio se define como la alianza por la cual, - el hombre y la mujer - se unen libremente para toda la vida con el fin de ayudarse mutuamente, procrear y educar a los hijos. Esta unión basada en el amor estando bendecida por Dios, al ser sacramental hace que el vínculo conyugal sea para toda la vida. Nadie puede romper este vínculo.

Cuando hablamos del matrimonio como institución natural, nos damos cuenta que el hombre o la mujer son seres sexuados, lo que implica una atracción a unirse en cuerpo y alma. A esta unión la llamamos “acto conyugal”.

Este acto es el que hace posible la continuación de la especie humana. Entonces, podemos deducir que el hombre y la mujer están llamados a dar vida a nuevos seres humanos, se desarrolla en el seno de una familia que tiene su origen en el matrimonio.

Esto es algo que la pareja debe aceptar desde el momento que decidieron casarse. Cuando uno escoge un trabajo –sin ser obligado a ello- tiene el compromiso de cumplir con él.

Lo mismo pasa en el matrimonio, cuando la pareja libremente se casa: se compromete a cumplir con todas las obligaciones que este conlleva. No solamente se cumple teniendo hijos, sino, educarlos con responsabilidad.

El sacramento del matrimonio origina una unión para toda la vida. Al dar el Sí quiero libremente, los esposos quedan sellado por Dios. (Mc. 10, 9) Por lo tanto, al ser el mismo Dios quien establece este vínculo, no puede ser disuelto jamás.

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