Se ha oído
responder, sobre todo en estos tiempos de Covid-19 -a fiscales y policías- en
entrevistas periodísticas: “No somos niñeros” de infractores que
incumplen disposiciones sanitarias…. refiriéndose a sempiternos violadores de la
cuarentena.
Desde hace tiempo actuamos con
beata somnolencia o con un “buenismo cómplice”, indiferentes al bajo
espectáculo de mala educación y cada vez mayor falta de conducta ética y cívica
del “homo sapiens” ¿sapiens? con sus semejantes en la sociedad.
Valores como respeto a los mayores,
cortesía, buenos modales… brillan por su ausencia en el día a día, en la calle,
en las escuelas, en lugares de trabajo, en la cancha, en el parque… salvo consabidas
excepciones…
Y si a lo dicho, agregamos la falta de honestidad,
sinceridad, honradez, tan ñane mba é, abonamos un clima de “sálvese
quien pueda” y “donde gana el más letradito”, fauna que,
como por obra de magia, crece geométricamente en densidad por metro cuadrado.
Si la
sociedad necesita un nuevo modelo de conducta, porque ésta, es tragada por la
crisis de valores que nos vuelve cachafaces,
prepotentes y delincuentes, las autoridades no deben ser niñeras de
transgresores, sino correctos aplicadores de la ley.
“Si no cumplo las normas, me aplican las
sanciones establecidas y punto”
Pero, quienes
ostentan el poder de aplicar leyes, deben ser integras. No basta que posean antigüedad
en el cargo o competencias académicas. Es necesario que posean fuerza ética,
conciencia limpia, no solo tranquila, como dicen tener tantos capetos
maleantes.
El cargo de nada
sirve si quien la ostenta resulta ser tan pokaré como aquel a quien debe sancionar.
La autoridad
-que bien entendido, significa servicio- reside en la calidad moral del sujeto,
no en el porta nombre (crachá) que exhibe en su chaqueta.
A la autoridad que
tiene la lealtad de la gente, se la obedece voluntariamente, porque su poder
proviene, amén de su cargo, fundamentalmente de la influencia que irradia el
poder de su talla moral, influyente. No en el de la matonil imposición.
Es mejor caminar en la verdad, llamar a
las cosas por su nombre y no esperar que suceda algo grave para reaccionar. Las
autoridades deben ser íntegras, cumplir sus promesas. Benedicto XVI dijo: hay
dificultad porque hay Crisis de Verdad (13.05.10)
La humildad dice que ningún mortal es perfecto, que por el camino “se hace bueyes” y, rectificamos. La humildad hace pisar tierra al “Nerón” moderno, que aplausos y halagos de su “fauna hurreril”, elevan su ego, infectándolo el “síndrome de diocesillo”.
La humildad dice que ningún mortal es perfecto, que por el camino “se hace bueyes” y, rectificamos. La humildad hace pisar tierra al “Nerón” moderno, que aplausos y halagos de su “fauna hurreril”, elevan su ego, infectándolo el “síndrome de diocesillo”.
Por encima de currículo y carretillada de certificados, la patria clama por políticos y autoridades de conciencia sana, con valores, no averiada. Los valores no se compran, se logran con esfuerzo y dedicación, que se inician en el taller de la vida: en "La familia”.
En el día mundial de la Amistad, nuestro
menesteroso y postrado Paraguay reclama gobernantes y gobernados amigos
y amigables. Desde hoy…en el día
de la Amistad, ¡Seamos amigos del Paraguay! ¿Sí Pa?
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