sábado, 4 de enero de 2020

¡AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS!

¿INCLUSO CON  EL “KANGUE RÓ?
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Se atribuye a San Agustín haber acuñado el famoso adagio: “ama y haz lo que quieras. No tu capricho, no lo que te viene en gana, sino lo que, de bueno, puedas querer.  

Dicen los que saben: “la verdadera libertad consiste en hacer lo que se debe, no precisamente lo que se quiere”. La conducta, por consiguiente, ha de ser guiada por la razón, no por los sentimientos.

Pero, ¿cómo pio le voy a querer a alguien que ni su mamá loo no le quiere? Es patotero, argel ka ú rapó... sólo crea problemas donde se va. Amar a alguien así, ¿no es atentado contra mis derechos humanos?

Entiendo tu punto de vista, pero no es así. Claro está que no podés amar a alguien que consideras una “peste social” como estás diciendo…es que no se trata de sentir el mismo afecto que tenés por tu “amigo del alma”,  por más que éste también, sea otra “plaga social”, entendés pa Goyín.

Si entiendo, ¡pero hasy etereí ningó!..

Es cierto, aún así, el mandato es de Ñandejara:Un mandamiento nuevo les doy: Ámense unos a otros, como les he amado. Así sabrán que son mis discípulos, si se aman unos a otros(Jn 13,34-35)

Es el Ágape, el amor más sublime, incluso al kangueró, porque es entrega al otro sin ningún tipo de interés. Es el amor propio de los cristianos, que termina convirtiéndose en caridad, misericordia y compasión.

Estas tres palabras, dijo el articulista, encierran un gran significado. Caridad y misericordia hacen referencia al corazón. Es querer con el corazón. Mientras que compasión se refiere a la actitud de acompañar el padecer con el otro (com-pasión).

Luego, la comprensión cristiana del amor está más allá de cualquier sentimentalismo. Es propio del ser humano, ya que, metafóricamente hablando, “amar es meter al otro en mi corazón”.

¡Ahhh!… I je tu ú  la receta anguirú...

Con otras palabras, se trata de ser magnánimo (grande, valiente, fuerte) para soportar, comportar y no deportar al tóxico camarada.

Ser fuerte no en atacar, fortaleza es virtud de dominio propio: Resistencia. A priori, el valiente no ataca…pero, resiste y vence.

Ndéra na leka…entiendo…pero me parece humillante que te sometas al badulaque, en vez de darle su merecido, protestó iracundo el vyro chusco y débil Goyín.

 En clave de “ojo por ojo”, tenés razón. El mandato del maestro no es para “tigres de cartón”, ergo, para los ñembo valécho. ¡Es para verdaderos valientes!

Es para hombres capaces de soportar con nobleza de corazón las debilidades y antipatías del otro.

Porque además, si a tu estilo vas a pegar a todos los indeseables -cívicamente chatos-,que pueblan la enana sociedad guaraní, nuestra patria quedará tan diezmada como a finales de la guerra del 70.

Ah, una última cosa Goyín, soportar a la persona tóxica no es hipocresía. Es relacionarse con cortesía en orden a un bien mayor, porque solo hay dos caminos? O te peleás o te reconciliás.

Hay gente que no te gusta porque te critica, maltrata y juzga. Y es normal que sientas antipatía por esa gente. Se me ocurre sugerirte algunas preguntas a reflexionar (py-á ñemonguetá), que puede ayudar a pensar, aunque te advierto...no es, ni será fácil tarea...

¡Dale! he-í Goyín…desafiante…

Estas son: ¿Soy mejor que “esa” persona tóxica? ¿No tendrán otros hacia mí, los mismos sentimientos que tengo hacia ese desagradable prójimo que tanto me molesta?

Si me creo mejor… ¿cuál es el parámetro... o, con referencia a qué valores me siento superior al otro?

Si el señor Jesús perdona 70 veces 7 mis hediondos y faraónicos pecados…¿quién soy para competir con su misericordia... auto-referenciándome superior a Él?  

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