Un ejemplo: el abuso de niños. Esta dimensión nos ayuda a ajustar las conductas sociales, facilitando de este modo, los modales adecuados y el orden en nuestra sociedad.
Una sociedad se descompone de varias maneras. Cuando los ideales se separan de sus valores, ingresan en una crisis de autoestima y confianza que viola sus sueños o capacidades, y se activan en la comunidad, el microbio de la autodestrucción.
Entonces, ¿estamos todos condenados, ciudadanos y autoridades de esta sociedad, a una vida de robos y del pokarẽ? De ser así, crecerá saludable y sin pausas la más perversa influencia del “mbareté, del ñande ña mandá, del qué pio vamos hacer… ¡así nomá loo ko somo nohotro!
Con razón Walter Jorge Albán Peralta, ex defensor del Pueblo y Ex ministro del Interior del Perú, califica de “cómplices” a quienes defienden el ¡Roba, pero hace obras! Y agrega: prueban que los peruanos aún no aprendemos de las malas experiencias”.
Es algo preocupante, pues considera que la base de la lucha contra la corrupción depende del ciudadano común.
Por eso, cualquiera hace lo que quiere, nada respeta, abundan los ruidos molestos, crece la violencia y los asaltos. Invaden veredas y plazas, violan leyes de tránsito, conducen alcoholizados, viajan en motocicletas…dos, tres y hasta cinco personas, entre otros delitos, pero ¡nada pasa!…
El bien común en este tipo de sociedad…es pisoteada bajo las botas de la ignorancia y de la prepotencia. ¿Y las autoridades?... en la mayoría de los casos… ¡Muy bien ... gracias! Esto es fiel reflejo de una miserable chatura cívica que desde hace décadas, aprisiona a una comunidad. sociedad.
Cualquier parecido con nuestra enclenque y raquítica sociedad… ¡será pura coincidencia!