jueves, 14 de diciembre de 2023

REUNIÓN DE PRESIDENTES....¿Mba'épe i de provecho?

 

Con fastidiosa frecuencia vemos, oímos o leemos artículos como: “Concluyó la Cumbre jefes de Estado y de Gobierno; se firmaron acuerdos bilaterales...” pero el pueblo plebeyo pregunta si estos encuentros no son sino espectáculos de poder y turismo, lejos de los beneficios que se dice obtener. 

La mala imagen es una realidad incontestable. El ex-presidente colombiano Álvaro Uribe se refirió a éstos como “detestables”, argumentando que es “feo ver a los presidentes paseando a toda hora. 

Con los problemas que tenemos en nuestros países, nos pasamos de cumbre en cumbre”, dijo a la cadena RCN antes de partir a Salamanca (Tiempos del Mundo 20.10.05) Años después, la realidad es la misma. 

La mayoría de los presidentes participan de muchas cumbres al año. En ellas cacarean ambiciosos proyectos contra todos los males de la humanidad y con encendidos discursos destacan el valor de la solidaridad, fraternidad, hermandad de los pueblos... que ... ¿se cumplen? 

¿Se logra erradicar los índices de pobreza y niños en las calles…?  ¿Qué adelanto se obtuvo en décadas de democracia en materia de salud, educación y seguridad, temas que nunca faltan en discursos de ocasión? ¿Cuánto nos cuesta cada viaje presidencial y con exceso de acompañantes? 

Ejemplo: la Hidrovía: ¿Acaso no dependemos de la voluntad de algún personaje para que nuestros productos lleguen o salgan del país? ¿Cuántos millones de dólares y angustias provocan los “hermanos, más allá de la frontera? 

¿Y los “gloriosos” acuerdos bilaterales...? ¡bien gracias! Estas reuniones, más que para firmar toneladas de papeles -muchas veces- (totalmente inútiles) amenazan convertirse en un perverso vicio de derroche de tiempo y dinero público, que es nuestro-ñane mba'e. 

Es urgente que los presidentes resuciten escenarios más positivos, más provechosos, de aplicación inmediata y efectiva. Que las “reuniones” presidenciales sean realizadas con honestidad y patriotismo para planificar políticas de “bienestar del pueblo” a quien tanto “dicen” servir. 

Total, cuando les corresponda disfrutar de su merecido descanso, ¿no será el pueblo, quien arcará con sus gastos, o es que alguien ingenuamente cree que los presidentes pagarán de sus honorables bolsillos, sus opulentos viajes? 

Como la esperanza es lo último que debemos perder -según dicen- esperamos que tales reuniones sean provechosas para nuestro fracturado país. ¡Ta upéicha!   

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