“Los que dan” se ocupan de los otros y ayudan sin esperar nada a cambio. A priori, se dice que este tipo de gente es muy vyra-tonta porque los “letraditos-vivos” se aprovechan de ella.
Aunque existe el riesgo de encontrarse con quien “recibe” y salir perdiendo en una operación, “los que dan” tienen más posibilidades de éxito a mediano y largo plazo, por ser personas confiables y merecedoras que se relacionan no por interés, sino por ser buenas personas.
Sólo debes tener paciencia y ser consecuente con tus valores, sin que un “tomador” sea el que cambie tu forma de ser. Porque, servir nos hace humildes.
En un mundo en el que siempre nos sirven, podemos creer que somos nomás luego mejores o superiores.… ¡grave error! Pero, cuando pensamos en servir, no hay lugar para la soberbia, es decir, para sentirnos gerentes generales del universo… como tantos…
La amabilidad transforma el ánimo. Así nuestro deber es comenzar a ser amables con nosotros mismos. Ser amable con los errores, miedos y debilidades, es parte del amor propio. Si miramos nuestro “yo” con honesta compasión, también seremos compasivos (no cómplices) de los demás.
Ser amables, no supone secretos mágicos ni complicados. Solo exige pensar en los demás, prestar mayor atención a las cosas que se hacen y cómo se hacen. Detectar los malos hábitos en el trato con los demás para corregirlos y fomentar actitudes positivas.
Por ejemplo, ser agradecido, sonreír, saber escuchar, ser educados en el trato, etc. Un poco de amabilidad es gran ayuda para hacer el mundo mejor, sabiendo que tu bondad puede tener un impacto positivo en tu vida y en las personas que te rodean. (Artículo del Diario de Almería) ¡Ta upéicha anguiru!
Muy buena reflexión Se es más feliz dando que recibiendo
ResponderEliminarGratitud te hace bien 🙏