El miedo según la RAE es: “Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario. Es recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea”. “Que hace huir o rehusar aquello que se considera dañoso, arriesgado o peligroso”.
El miedo es aparato de supervivencia y defensa, para responder ante casos difíciles. Es normal y beneficioso tener miedo. Temor a Dios no es terror, ni huir lo más pronto y lejos posible. El amor es estima, confianza, preocupación, obediencia, consagración, así como adoración y sumisión.
Si no conocemos a Dios, la humanidad no
tendrá admiración, confianza ni entendimiento, dice santo Tomás
de Aquino. El temor que
recomienda el Apóstol es conforme a la razón, es decir, debemos temer apartarnos
de los deberes para con nuestro Papá Dios Todopoderoso.
Otros puntos que pueden ayudar a liberarnos de los miedos son: • Tomar conciencia de nuestros miedos, es lo primero para iniciar el trabajo. • Aprender a respirar profundamente y a relajarse.
• Hacer una lista de lo que nos provoca temor, “soy muy tímido, siempre me pongo nervioso, no puedo hablar en público, soy
muy aburrido para los demás... y renovarlos con pensamientos nuevos para tener el control
de sí mismo.
• Evitar “leer la mente”. Si una
persona me crítica, verlo como forma de crecimiento y no como
una muestra de rechazo. Ver y agradecer un halago creyendo en la sinceridad de
las palabras. Debo tener una visión más optimista de la vida.
• No agrandar los sucesos negativos como algo catastrófico: "todo me sale mal, nadie me quiere"... Tumbar creencias
perjudiciales. Recordar que no es el hecho lo que afecta, sino la forma en
que veo ese suceso. Evitar la percepción exagerada o distorsionada en
cada evento.
Planificar cómo afrontar y superar lo menos importante, luego ir ganando confianza para enfrentarlos. Al conseguir pequeños logros se superará el problema. Evaluar los resultados obtenidos. Y enfrentar situaciones que me causan temor. En la Biblia se lee 365 veces a no tener miedo.
Adán se escondió por temor cuando Dios lo llamó, porque la desobediencia mostró su fragilidad humana. Pero, Dios, porque conoce nuestra debilidad dice para ayudarnos:
“No teman: visiten a sus hermanos presos, enfermos, hambrientos material y espiritual, salgan a abrazar, a sanar, a consolar, a defender sus derechos, compartan su fe, sus conocimientos. “No tengan miedo porque yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos”. (Catholic.net) ¡Ta upéicha!
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