¿Utopía posible...?
Mucha tinta ya ha corrido sobre los roles de la autoridad. Y no poca literatura se enreda en cuestión semántica, pues, se dice lo mismo con palabras distintas. De “Fundamentos de Antropología” - Ricardo Yepes S., se puede deducir esta enseñanza:
- Primera función de la autoridad: organizar las acciones. No hay solamente una forma de realizar bien las tareas y resolver problemas. La autoridad decide de qué modo se harán las cosas (cómo, cuándo, en cuánto tiempo, con qué estrategias, etc.) Y para ello, las órdenes deben ser entendidas y aceptadas por el receptor.
- Segundo rol de la autoridad: no sólo promulgar leyes y disposiciones, sino también cumplir y hacerlas cumplir, pero sin atropellar los derechos del subalterno.
- Tercer gran papel de la autoridad: dar testimonio de la verdad. El conocimiento y la buena conducta humana es un atributo que inspira y transmite confianza y seguridad. Es un tipo de autoridad completamente distinta del caudillaje o cacicazgo.
- Cuarto rol de la autoridad: Función Paternal. ¿Por qué paternal?... Porque sustituye una razón o una voluntad deficiente; es proveedor, empático y pedagógico. Este tipo de autoridad no es natural ni permanente, sino adquirida y por un tiempo nada más.
- La más importante de todas las citadas, es sin dudas, la comunicación de la excelencia. Con otras palabras: que los subalternos se eduquen, se perfeccionen y se hagan más humanos; porque comunicar excelencia es una función educativa difícil, pero siempre reporta buenos resultados.
Esta última función plantea, sin embargo, un gran inconveniente: ¿Quién debe mandar? La respuesta incuestionable parece ser: “Los mejores, siempre que cumplan los requisitos de Excelencia Personal”
Así las cosas, en nuestra enclenque e interminable transición democrática, ¿vislumbra usted, estimado lector, alguna posibilidad que en un tiempo cercano elijamos a personas que posean éstas o al menos, algunas de las cualidades señaladas precedentemente?
Ya sabemos que en democracia debe mandar aquel que sea designado por la mayoría. Sabemos también que no siempre la mayoría democrática es la mejor opción; porque la mayoría democrática o numérica se mueve en el ámbito cuantitativo; y la ética, en el campo cualitativo.
Por consiguiente, hace falta que la persona designada por una mayoría, cumpla además, los requisitos de ética personal. Si olvidamos este principio, sepultamos la democracia.
Por consiguiente, hace falta que la persona designada por una mayoría, cumpla además, los requisitos de ética personal. Si olvidamos este principio, sepultamos la democracia.
¿Deseamos como autoridad a personas decentes o tiburones.....?; ¡de nosotros depende.....!
Tienes razón con la mayoría, normalmente esta mayoría es manipulada por quienes tu llamas "tiburones".
ResponderEliminarOtro problema es que la población no ha entendido que la autoridad es para preservar la comunidad, y la Autoridad no ha entendido que su deber es preservar la comunidad.
Cuando ambas partes comprendan y practiquen su rol, todos estaremos mejor.
Gracias Juan Carlos:
ResponderEliminarMuy gentil de tu parte expresar tus comentarios.
Feliz día!
goyo