Dice un diccionario, “curiosidad es deseo de saber, averiguar algo”. En su sentido antiguo, para Santo Tomás, la curiosidad sería un pecado si tal deseo es malsana, vana o inútil.
Es desear conocer cosas y casos que no nos incumben. Es querer cosas frívolas (vyrorei), es cazar noticias superficiales, antes que pensar ciertas verdades. La virtud opuesta e este vicio es estudiosidad, es decir, celo por buscar la verdad. El misionero Pedro García dice: