Con frecuencia solemos recordar que en
décadas no muy lejanas, la gente encarnaba en su cotidiano vivir, uno de los
valores de talla: La palabra de honor
Es evidente que la sociedad y las
relaciones interpersonales eran muy diferentes. Y es porque, entre otras, las
personas tenían por hábito, cumplir con la palabra empeñada, de tal manera
que la gente se podía fiar sin temor del semejante.