¿Por qué cuesta
seguir a Cristo? Aquel catequista responde así: “El costo de
seguir a Jesús supone amarlo con todo el corazón apasionadamente, más que a
otros “amores y apegos”, a tantos ídolos modernos y a otras tantas cosas que
nos ofrece el mundo”.
Pero, al renunciar a las cosas materiales, casas, coches, abultadas cuentas bancarias, títulos honoríficos, etc… se puede sentir la verdadera felicidad, la bendición de Dios y una vida fructífera en Cristo.
Jesús pide a todo bautizado que demos testimonio de Él. Sabemos que no es fácil, porque se debe renunciar a muchos encantos y satisfacciones que nos ofrece el mundo. Cuesta hacer lo correcto, porque no siempre somos coherentes con nuestro “modus vivendi”-ñande rekovë.
Para pensar dos preguntas: Primero ¿Cómo dar testimonio de ser cristiano en estos tiempos? A veces uno piensa que solo basta ser buenos y punto. Es una gran proeza llevar una decente vida. Luego, es urgente y necesario anunciar lo que decimos creer.
El ciudadano honesto debería usar los recursos digitales al alcance de todos: compartir un video a las redes, el evangelio del día o pensamiento de buenos deseos por mensaje de texto, correo electrónico, facebook, etc.
Pero: ¿Cómo ser constantes en dar ese testimonio de fe? No es fácil, hay que armarse de mucha paciencia, tolerancia, fortaleza y aguante, para anunciar la buena noticia del Reino de Dios, pues, podría ser víctima de agrios comentarios, incluso de sus propios hermanos.
Ser cristiano es
vivir contracorriente. Saber que es posible imitar a Cristo y vivir dignamente como
hombre. Esto no es agradable: Jesús no gustó a muchos y lo mataron. No
olvidemos que tantas ocasiones, por nuestro testimonio de vida, podríamos ser acusados.
“El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día último. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida”. ¡Ta upéicha!
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