viernes, 17 de mayo de 2024

HOY ESTOY… KAIGÜÉ... ¡Kaigüé es igual a perezoso!


El diccionario define la pereza como “falta de ganas de trabajar o de hacer cosas y debilidad o lentitud en el movimiento”. De origen latino, la palabra pereza procede de “pigritia” que significa flojo, débil, endeble, enclenque, frágil, delicado. 

Ante tal situación el P. Alfonso Milagro nos anima diciendo: “Dios te hizo muy completo: te dio cabeza, manos y corazón; la cabeza para pensar, las manos para obrar, el corazón para sentir. 

Necesitas de las tres cosas y no pretendas desprenderte de ninguna de ellas, pues quedarías incompleto, imperfecto: no serías humano. 

No puedes renunciar a la cabeza, porque entonces, tus obras serían imprudentes y podrían llevarte al fracaso; no puedes prescindir de las obras, pues, de lo contrario, tus pensamientos quedarían estériles e infecundos. 

No olvidarte del corazón, pues los pensamientos y obras resultarían muy fríos y no serían humanos. Ni cabeza sin manos y sin corazón; ni manos sin pensamientos y sin corazón; ni corazón sin ideas y obras. Cabeza, para pensar; manos, para obrar; corazón, para sentir. 

Y pensando, obrando y sintiendo llegarás a ser íntegramente hombre (humano). Y Dios será el centro de nuestros pensamientos, obras y deseos; así nos iremos despojando de nuestro propio yo, para dejarnos saturar y absorber por la divinidad. 

“Mejor refugiarse en Dios, nuestro Papá, que confiar en el humano-hombre” (Sal 118, 8). Por eso decimos con absoluta confianza: “Líbrame del hombre malo y violento” (Salmo 140, 2 ss). 

Los expertos de la “modernidad” hablan de una “epidemia” de agotamiento, que se da como una especie de apatía física y mental, rutina, desgana, pereza, Kaigüé, como una “pesadez” en cualquier cosa que se hace. 

Incluso, lo insignificante consume su energía y cada vez más, le cuesta concentrase. Si intenta relajarse, revisa con obsesión su teléfono. Al cansancio se suma la apatía: “Se desilusiona y desespera” ¡Pobre angá el homo sapiens…más homo que sapiens! ...víctima posmoderna.   

Según Katharina Schaffner, investigadora en la Universidad de Kent, Reino Unido, en su libro cita un artículo de un diario alemán que dice: el agotamiento es una “versión lujosa” de la depresión para altos profesionales. “Sólo los fracasados se deprimen”. 

Los dispositivos tecnológicos, siempre están activos, lo cual hace difícil tomarse un descanso. Sin poder recargar nuestras mentes y cuerpos, nuestras baterías siempre están en las últimas.

¡Cada quien tiene la última palabra sobre lo expresado! 

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