viernes, 28 de junio de 2019

GÁNGSTERS DEL IDIOMA

LETRA “O”: ¡SATANIZADA!
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La letra “o”, tildada de sexista. “Todes les diputades”: el “lenguaje inclusivo” avanza entre los jóvenes y genera polémica. Lo usan cada vez más para no “invisibilizar” a las mujeres. Pero para la Real Academia es innecesario y suena mal.

Todes", "nosotres", "les" y "diputades".... La vicepresidenta del centro de estudiantes del Carlos Pellegrini, habló así ante las cámaras de TN, con una naturalidad asombrosa, en un video que rápidamente se viralizó. La tendencia ya se expandió: muchos chicos lo usan a diario, en sus casas o en la escuela. ¿Le declararon una guerra a la letra "O"? (cf.Vanesa López-Clarín.com 12.06.18)

Decir 'todes les niñes', me niego. No me da la gana. No porque sea académico, porque yo soy un escritor profesional (...) me niego a que me digan cómo tengo que escribir para no ser machista" aseguró este domingo el escritor español Arturo Pérez-Reverte en Buenos Aires.

Bajo su punto de vista, el lenguaje inclusivo, uno de los temas con los que se ha creado polémica en el último año en el país suramericano y que busca la igualdad a través de una lengua sin género, es una "estupidez" que le "entorpece" a la hora de ejercer su profesión como escritor.

"Yo tengo que escribir con claridad, en un código que mis lectores comprendan y compartan, entonces, otra cosa es que el club de niñas analfabetas de Rosario (Santa Fe, centro) me diga cómo tengo que escribir mis novelas para no ser machista", sentenció.

El autor español aplaudió lo que consideró "feminismo serio", como el de su novela "La reina del sur" (2002), de la que aseveró que se usa como "cátedra del feminismo en algunos países", y criticó que, en un mundo donde "la inteligencia está penalizada" en las escuelas, "los imbéciles están ganando".  (cf. EFE Buenos Aires 29 abr. 2019)

Al punto, retomo un comentario referido a la imbecilidad. “Un imbécil reflexionando sobre la imbecilidad de otros imbéciles: así se define Maurizio Ferraris (1956- filósofo y académico italiano), en su ensayo “La imbecilidad es una cosa seria”'.

"Imbécil" no es solo insulto, un exabrupto de mal gusto. También es una categoría de abasto universal (...) Como el agua para los peces, la imbecilidad nos rodea, nos envuelve; la necesitamos para vivir y para movernos (...) porque no hemos conocido otra cosa.

"Defino la imbecilidad como ceguera, indiferencia u hostilidad a los valores cognitivos, más extendida entre quienes tienen ambiciones intelectuales", afirma Ferraris:y agrega:.  

Es como una dialéctica constitutivamente humana: por un lado, "imbécil es el hombre en estado natural"; lo es como ave implume, como descendiente del mono, como expresión de una disposición innata. Pero por otro lado, "la imbecilidad aqueja al ser humano también y sobre todo cuando trata de elevarse por encima del estado de naturaleza" (...)

Sin embargo, aunque sea una realidad global, no debemos pensarla como un estado permanente, como un destino inescapable. La imbecilidad es transitoria, inconstante, sorprendente. La imbecilidad no entiende de clases, de etnias, de causas políticas: es transversal y voluble, sin una naturaleza fija. Podemos ser imbéciles de muchas maneras.

¿Cuándo pondremos fin a este modo irracional y estúpido de desagradable mal hablar?: Todes", "nosotres", "les" "diputades", etc. ¿Cuándo tomaremos conciencia de que nuestros tilingos gustos no debemos imponer como realidad objetiva?

Vive el hombre posmoderno tomando ideas absurdas, está siendo empujado a abrazar nuevos modelos, así sean estos descabellados (moda). Otros dominan, haciéndonos cambiar de opinión, constantemente..

No somos “nuestras ideas”. Tampoco lo son nuestros modelos de conducta. Sólo pensamos ideas ajenas. Jordan Bernt Peterson (Canadá 1962) psicólogo clínico, crítico cultural y profesor de psicología, tiene razón en que las reglas deben ser convincentes para poder ser seguidas.

En cuánto tiempo más, de seguir con esta faraónica tilinguería, no diremos: les ojes, les dedes, les pajares, les diccionaries, les teléfones, les manes…¡ajepa ñande tavy añeteté voi”

Sin embargo, es más fácil seguir reglas que están sujetas a caprichos de cualquiera, como el triste caso que nos ocupa: los gángsters del idioma. ¡Hasta otre memente! 

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