¿SOLUCIONARÁ SOLO LA RAZÓN?
Dice Arizmendiarrieta en “El Hombre Cooperativo”p.357: Esta crisis política, social y religiosa se corresponde con la crisis de la razón, por pretender constituirse en único timón de la vida humana. La crisis del intelecto se traduce luego, en crisis de autoridad, de ideas.
Qué idea queda en pie, qué idea se
respeta, qué idea se salva en este caos de confusión, qué idea hay de Dios?
¿Qué responde el hombre cultivado de conocimientos?
La crisis que atraviesa la humanidad, es
crisis de fe y crisis de la razón, proclamada autosuficiente. “Mi inteligencia
en mí, lo mismo que mi corazón, es parte interesada y no puede sustraerse a los
intereses que ventilan mi cuerpo o mi corazón. No puede ser un juez imparcial
sino siempre es elemento interesado”
A pesar del caos, hay esperanza
de un orden nuevo, que con intuición y deseo de hacer bien, el bien, el hombre camina a veces cojeando, pero, confiado por su voluntad
de que el mundo sea un día más justo y más libre. Porque, esta
crisis es de carácter moral. No crisis del intelecto.
Entonces, hace falta, además de saber,
comprender
e incluir en el “sistema operativo” del terrícola (homo sapiens), que
él posee dignidad social, familiar y política y laboral. No es algo, es alguien.
Urge entender que el ordenamiento social
basado en la sola razón tiene que quedar muy debajo de la dignidad humana.
Carretilladas de ideologías y doctrinas sociales, no pocas veces opuestas, rompen
la sociedad. Luego, la sola razón no basta para salir del fango..
La confusión de ideas, de
derechos y deberes, seguirá saludable mientras no miremos a las cosas a través
de la ética y la fe, las únicas capaces de ver en la persona del prójimo, por
encima de las apariencias de pobre o rico, amigo o enemigo, correlí o no, al hermano nuestro con derechos también.
Desde Pascal, dice Arizmendiarrieta: “no
puede definirse al hombre como animal racional, sino como un animal racional y
religioso, que está llamado a lo infinito”. El hombre no puede por sí
mismo alcanzar el infinito; es mezcla misteriosa, inexplicable de grandeza y
miseria, de bestia y de ángel.
El hombre por la sola razón es incapaz
de descubrir la verdadera dignidad humana. Es, el hombre para el hombre un enigma,
y la razón natural no proyecta luz suficiente como para poder disipar esas
dudas. Antes bien, el hombre es lobo para el hombre (J. Rousseau)
Así las cosas, el hombre, pretendido
rey de la creación, es el ser más infeliz. Se ignora a sí mismo, desconoce
su dignidad y es un juguete, mejor dicho una piltrafa o una cosa cualquiera que
no merece respeto, por no hacerse respetar.
En nuestra vieja y humillada costumbre,
no queda ya ni principio ni autoridad moral. La autoridad perdió credibilidad.
Los principios perdieron valor, porque desde que se declaró que todas las ideas
son igualmente válidas, estas se han destrozado mutuamente, siendo hoy difícil al
hombre ponerse de acuerdo, salvo para delinquir.
.
Este relativismo convirtió al hombre
vaciado de ideales, en un animal que persigue sus instintos sin frenos ni
barreras. ¿En nombre de qué o de quién se va a poner orden y justicia, si la justicia
para unos es venganza, para otros, aniquilación del prójimo?
Un mundo dividido entre demócrata y
totalitarios, son incapaces de eliminar la corrupción. La paz y la unidad tan
cacareadas, sólo serán posibles cuando los hombres encuentren un alto ideal, apoyadas
por la razón y la voluntad.
La razón humana despojada de egoísmos e
intereses, no tiene obstáculos, para aceptar humildemente las verdades eternas.
(Pensamientos
de José Mª. Arizmendiarrieta, Sacerdote español) Que el hijo descarriado, vuelva a encarrilarse...¡ya!... Sería un faraónico obsequio para su Madre y su Patria.
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