viernes, 10 de mayo de 2019

EUCARISTÍA

¡JESÚS…PAN DE VIDA!
                                           
Resultado de imagen para jesus el pan de vidaEucaristía: del griego “eu” bien, bueno y “xarij”, gracia. Hoy se traduce como “acción de gracias o agradecimiento”.

Afirma el P. Jorge Loring, en “Para Salvarte” pgs 273 y sgtes: Eucaristía es la última prueba del amor de Dios a los hombres. Amar es dar: Dios se nos ha dado todo con la Creación. Amar es comunicarse: Dios se nos ha comunicado con la Revelación. Amar es hacerse semejante al amado: Dios se ha hecho uno de nosotros en la Encarnación.

Amar es sacrificarse por el amado: Dios nos ha dado su vida en la Redención. Amar es obsequiar al amado: Dios nos da el supremo bien de la Salvación. Amar es acompañar al amado: Dios se ha quedado, Para Siempre, a nuestro lado en la EUCARISTÍA.

La palabra griega soma en la antropología hebrea significa «cuerpo» en su totalidad; no en contraposición con la sangre. Igualmente la palabra aima (sangre) significa lo que es el hombre en su totalidad. Cristo repite la misma idea para confirmarla, para remacharla.

En su Última Cena, Jesucristo, instituyó el sacrificio eucarístico de su Cuerpo y de su Sangre. Ofreció aquel día en el cenáculo el mismo sacrificio que iba a ofrecer pocas horas más tarde en el calvario: “Esto es mi Cuerpo..., éste es el cáliz de mi Sangre... (Lc 22,19-20) Los discípulos entendieron de modo real, no simbólico.

Jesucristo en la eucaristía está vivo, resucitado. «No se trata de una venerable reliquia, como sería el cuerpo muerto de Cristo; sino de Jesús vivo -como dice San Juan- pan vivo. «El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo lo resucitaré en el último día»  (Jn, 6,54) No es algo simbólico, sino, real.

“Mi cuerpo es verdadera comida y mi sangre, verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, vive unido a mí y yo a él” (Jn 6, 55-56) Es real, no simbólico.

Cuando Cristo dice que Él es «pan de vida» no es lo mismo que cuando dice «Yo soy la puerta». Es evidente que al hablar de «puerta», habla simbólicamente, pero no así al hablar de «pan de vida». Dice San Pablo que ese pan es «comunión con el Cuerpo de Cristo». Jesús confirma: «Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida».

Dice San Juan que cuando le oyeron esto a Jesús algunos, escandalizados, le abandonaron diciendo: «esto es inaceptable». Les sonaba a canibalismo. Si lo hubieran entendido en plan simbólico no se hubieran escandalizado.

El mismo San Pablo también las entendió así. Por eso después de relatar la institución de la Eucaristía añade rotundamente: «de manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere este cáliz indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor».

Si la presencia eucarística fuera sólo simbólica, las palabras de San Pablo no tendrían sentido. No es lo mismo partir la fotografía de una persona que asesinarla.

Y los que oyeron estas palabras las entendieron en su auténtico sentido; por eso no pudieron contenerse y dijeron «dura es esta doctrina». Si las hubieran entendido simbólicamente, no se hubieran escandalizado. Hoy, ¿cuántos todavía se escandalizan?
  
Con las palabras «haced esto en memoria mía», Jesús dio a los Apóstoles y a sus sucesores el poder y el mandato de repetir aquello mismo que Él había hecho: convertir el pan y el vino, en su Cuerpo y en su Sangre, ofrecer estos dones al Padre y darlos como manjar a los fieles.

La presencia de Cristo en la Eucaristía es inextensa, es todo en cada parte. Por eso al partir la Sagrada Forma, Jesús no se divide, sino que queda entero en cada parte. Igual que cuando uno habla y le escuchan dos, aunque vengan otros dos a escuchar, también oyen toda la voz. La voz se “divide” en doble número de oídos, pero sin perder nada.

La presencia de Cristo en la Eucaristía es real y substancial. El sentido de las palabras de Jesús no puede ser más claro. Si Jesucristo hablara simbólicamente, habría que decir que sus palabras son engañosas. 

La presencia de Jesús en este sacramento es grave problema para muchos, pues se conoce por la fe, no por los sentidos, dice Santo Tomás. Me quedo con lo dicho por San Cirilo:"No te preguntes si esto es verdad; mas bien, acepta con fe las palabras del Señor,, porque Él siendo la Verdad, ¡No Miente!  

                   ¡Que Jesús Eucaristía, colme tu vida de bendiciones!

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