Afirma el P. Jorge Loring, en “Para Salvarte”
pgs 273 y sgtes: Eucaristía es la última prueba del amor de Dios a los hombres.
Amar es dar: Dios se nos ha dado todo con la Creación. Amar es comunicarse:
Dios se nos ha comunicado con la Revelación. Amar es hacerse semejante al
amado: Dios se ha hecho uno de nosotros en la Encarnación.
Amar es sacrificarse por el amado: Dios
nos ha dado su vida en la Redención. Amar es obsequiar al amado: Dios nos da el
supremo bien de la Salvación. Amar es acompañar al amado: Dios se ha quedado, Para
Siempre, a nuestro lado en la EUCARISTÍA.
La palabra griega soma en la
antropología hebrea significa «cuerpo» en su totalidad; no en contraposición
con la sangre. Igualmente la palabra aima (sangre) significa lo que es el
hombre en su totalidad. Cristo repite la misma idea para confirmarla, para
remacharla.
En su Última Cena, Jesucristo, instituyó
el sacrificio eucarístico de su Cuerpo y de su Sangre. Ofreció aquel día en el cenáculo
el mismo sacrificio que iba a ofrecer pocas horas más tarde en el calvario: “Esto
es mi Cuerpo..., éste es el cáliz de mi Sangre... (Lc 22,19-20) Los discípulos entendieron
de modo real, no simbólico.
Jesucristo en la eucaristía está vivo,
resucitado. «No se trata de una venerable reliquia, como sería el cuerpo muerto
de Cristo; sino de Jesús vivo -como dice San Juan- pan vivo. «El que come mi
carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo lo resucitaré en el último
día» (Jn, 6,54) No es algo simbólico,
sino, real.
“Mi cuerpo es verdadera comida y mi
sangre, verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, vive unido a
mí y yo a él” (Jn 6, 55-56) Es real, no simbólico.
Cuando Cristo dice que Él es «pan de
vida» no es lo mismo que cuando dice «Yo soy la puerta». Es evidente que al
hablar de «puerta», habla simbólicamente, pero no así al hablar de «pan de
vida». Dice San Pablo que ese pan es «comunión con el Cuerpo de Cristo». Jesús
confirma: «Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida».
Dice San Juan que cuando le oyeron esto
a Jesús algunos, escandalizados, le abandonaron diciendo: «esto es
inaceptable». Les sonaba a canibalismo. Si lo hubieran entendido en plan
simbólico no se hubieran escandalizado.
El mismo San Pablo también las entendió
así. Por eso después de relatar la institución de la Eucaristía añade
rotundamente: «de manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere este
cáliz indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor».
Si la presencia eucarística fuera sólo
simbólica, las palabras de San Pablo no tendrían sentido. No es lo mismo partir
la fotografía de una persona que asesinarla.
Y los que oyeron estas palabras las
entendieron en su auténtico sentido; por eso no pudieron contenerse y dijeron «dura
es esta doctrina». Si las hubieran entendido simbólicamente, no se hubieran escandalizado.
Hoy, ¿cuántos todavía se escandalizan?
Con las palabras «haced esto en memoria mía», Jesús dio a los Apóstoles y a sus sucesores el poder y el mandato
de repetir aquello mismo que Él había hecho: convertir el pan y el vino, en su
Cuerpo y en su Sangre, ofrecer estos dones al Padre y darlos como manjar a los
fieles.
La presencia de Cristo en la Eucaristía
es inextensa, es todo en cada parte. Por eso al partir la Sagrada Forma, Jesús no
se divide, sino que queda entero en cada parte. Igual que cuando uno habla y le
escuchan dos, aunque vengan otros dos a escuchar, también oyen toda la voz. La
voz se “divide” en doble número de oídos, pero sin perder nada.
La presencia de Cristo en la Eucaristía
es real y substancial. El sentido de las palabras de Jesús no puede ser más
claro. Si Jesucristo hablara simbólicamente, habría que decir que sus palabras
son engañosas.
La presencia de Jesús en este sacramento es grave problema para muchos, pues se conoce por la fe, no por los sentidos, dice Santo Tomás. Me quedo con lo dicho por San Cirilo:"No te preguntes si esto es verdad; mas bien, acepta con fe las palabras del Señor,, porque Él siendo la Verdad, ¡No Miente!
¡Que Jesús Eucaristía, colme tu vida de bendiciones!
La presencia de Jesús en este sacramento es grave problema para muchos, pues se conoce por la fe, no por los sentidos, dice Santo Tomás. Me quedo con lo dicho por San Cirilo:"No te preguntes si esto es verdad; mas bien, acepta con fe las palabras del Señor,, porque Él siendo la Verdad, ¡No Miente!
¡Que Jesús Eucaristía, colme tu vida de bendiciones!
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