¡¡LA AGONÍA DE
JESÚS!!
Ya en el huerto de Getsemaní, Jesús
caminó un trecho corto y dijo a sus discípulos: no sigan, quédense aquí. Mientras yo voy allá para orar (Mt. 26-36).
Pero sus más predilectos discípulos, Pedro, Santiago y Juan, no consintieron
que fuera solo y quisieron acompañarlo y el benignísimo Señor, admitió la
compañía. Y entonces se desbordó toda la angustia de su espíritu, que llegó a decir:
“Triste está mi alma hasta la muerte” (Mt. 26,38).