En su ensayo El Personalismo, Mounier escribe: “Por encima de las personas ya no reina la tiranía abstracta de un
Destino, de un cielo de ideas o de un Pensamiento impersonal… sino de un Dios
personal….
El diario anarquista La
Protesta escribía en 1917 contra la “perniciosa idiotización a través del
pateo reiterado de un objeto redondo”. Comparaban,
por sus efectos, al fútbol con la religión, sintetizando su crítica en el lema:
“misa y pelota: la peor droga para los pueblos”. ¿Hay punto de comparación veraz
entre una celebración eucarística y un violento espectáculo de masas?
En tiempos en que el divorcio crece de
manera acelerada, la frase: el matrimonio es con una y para siempre, resulta incómodo,
madievalesco, por consiguiente,
descartable. La idea de insolubilidad matrimonial, a tantos,
simplemente, repugna.
Todos deberíamos estar severamente
comprometidos a cuidar y defender la verdadera Iglesia de Cristo, fundada sobre
los Apóstoles, con Pedro a la cabeza. Como decía el Papa Francisco – cfr. anterior
artículo: “Les dejo un
escrito de Carlo Carretto, con el que tal vez nos hayamos sentido identificados
alguna vez…¡Qué criticable eres, Iglesia!. Sin embargo, ¡cuánto te amo! ¡Cuánto
me has hecho sufrir!.Pero, ¡cuánto te debo!. Quisiera verte demolida; pero
necesito de tu presencia” (…)
Es necesario tomar conciencia y sentir
muy vivamente la responsabilidad que a todos nos apremia frente a los acontecimientos
generados en torno a nuestra comunidad local: gran desafío de permanecer unánimes y unidos en esta
gran empresa llamada Iglesia.
¿Qué sabemos de la alegría? Para muchos, está asociada a
los placeres de la vida, disfrutar con la familia, las relaciones sociales, el
deporte, los viajes. Para otros, ausencia de sufrimientos y dificultades, cosa
que es muy difícil encontrar en este mundo.
Hace más de 2000 años el procurador
romano Poncio Pilatos, con aparente espíritu quebrantado ya preguntaba..¿Qué es
la verdad?. Estaba ante el único hombre que ha dicho de sí mismo: “Yo
soy el camino, la verdad y la vida”.
Aunque frecuentemente utilizado, existe,
al parecer, una necesidad de consenso para definirla. Se advierte tal
dificultad, en el colectivo y también en aula. La palabra “secularización”
viene del latín saeculum, que
originalmente significaba siglo.
“El
hombre es el único animal que bebe sin tener sed; que come sin tener hambre y
que habla sin tener nada que decir”, se ha escuchado decir, aquí y allá. No
pocas veces soy interpelado – con razón – por mucho hablar y poco callar.
¿Hace del hombre un enfermo de lujo, para luego….?
Los medios masivos de información nos
recuerdan diariamente la situación calamitosa en que desde hace varias décadas
decae nuestra pobre patria, porque crisis de poder y crisis de civismo, resumen
la larga postración que padece nuestro pueblo. (cfr. Secundino Núñez -“Sociedad
y Política” – p. 27). Aquí la clase política tiene mucho qué decir…
¿Hace del hombre un enfermo de lujo, para luego….?
En el artículo anterior, me había ocupado de la
tragedia social que provoca el suicidio. He aludido a la familia. Hoy, quiera
reflexionar desde la “escuela”. No como culpable, sino como institución que
pueda brindar ayuda para combatir el rostro de la tragedia.
¿Hace del hombre un enfermo de lujo, para luego….?
Aprendimos en el Instituto Emmanuel Mounier
–IEM: <La palabra enfermo proviene de <in-firmis>, “no firme”, es
decir, inestable, desequilibrado, <fuera de centro>, etc. Toda persona
es, por su propia naturaleza, <enferma> o por lo menos
<enfermable>. Es decir, está siempre en riesgo de perder el equilibrio y
enfermar.