¿Regalo siniestro o gran oportunidad?
Se dice que el
hombre actual está abandonado más que nunca a su propia suerte.
Antaño la vida,
en el matrimonio, profesión, educación de los hijos y la actividad política y
cultural, era bastante más sencilla, porque el hombre se movía dentro de un
esquema coherente y previsible en el que se encontraba ya listos una estructura
y un sentido de su existencia, con la cual no tenía demasiadas complicaciones.
Tomamos como
ejemplo el matrimonio de antes: Aunque con dificultades – entre ellas,
numerosos hijos – se mantenía en pie. Hoy ya no es lo mismo. La modernidad
tiene sus exigencias: son caras, además, muchas de ellas, superfluas. El hombre
actual se hace la ilusión de que puede hacer y tenerlo todo.