¡Feliz culpa!
En un mundo cristiano-pagano – cfr. C.
Díaz, Corriente Arriba p.90 - donde habitualmente la universal prostituta del
dinero abre las piernas, ¿cómo llevar a cabo con seriedad los grandes desafíos
del cristianismo?. La profecía de Ezequiel (18, 21-28) nos alimenta de
esperanza y consuelo, hoy, viernes I de Cuaresma, y dice así:
“Si el malvado se convierte de todos los
pecados que ha cometido, observa todos mis preceptos y practica el derecho y la
justicia, seguramente vivirá, y no morirá. Ninguna de las ofensas que haya
cometido le será recordada: a causa de la justicia que ha practicado, vivirá.