“Globalización… es reducir espacio, tiempo y desaparición
de fronteras"
Albert Einstein ha dicho sobre la estupidez: “Hay dos
cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy
seguro”. “La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino
por las que se sientan a ver lo que pasa”.
Al parecer, para tantos no es suficiente ser una persona
normal; desprecian ser originales y terminan copiando muchas estupideces…. que resulta no ser nada original. ¡Patético!
En palabras de Mounier, se genera el hombre espejo, aquel
que refleja lo social, aquel que no ha tomado ninguna iniciativa desde su
interioridad, sino que se ha dejado llevar por la corriente, porque hace,
habla, piensa y dice todo lo dictado por lo que el dogma social establece. Es
así como el ridículo sienta sus reales en la mente, cuerpo y espíritu del
“reptil humanado”. (Repta por debajo de su existencia)
En consecuencia –dice José R. Ayllón - gestamos seres sin
corazón y esperamos de ellos virtud e iniciativa. Nos reímos del honor, y nos
extrañamos de ver traidores entre nosotros. Castramos, y al mismo tiempo,
exigimos a los castrados que sean fecundos. Un Ridículo total.
Un ejemplo de lo trágico: ante el anonadado Job de hoy,
sólo el agrio rostro de su mujer, – la señora dogma social – al final, acude
para gritarle con blasfemo horror: <Maldice a Dios y muérete>. Pero a
diferencia del santo Job, el miserable de ahora, devorado por la moda que lo
devora, se muere sólo pudriéndose en su alarido. (Job 2,9) ¡Qué pena… tantos
Job posmodernos..!
¿Cuántas almas son rehenes de horóscopos, raros estilos
de curaciones, conquistas de amor, dinero y salud, estafas al idiotizado
consumidor? ¿Cuántos programas televisivos, perversamente caratulados de
diversión, no debieran permanecer en ámbitos privados de clubes nocturnos, como
por ejemplo: “Bailando por uno, dos, tres y cuantos caños haya?; y otros que
sólo cultúan el sexo, la violencia, la joda y el vyroreí? ¡Reino del ridículo, cultuado por santurrones
con aromas de sanedrín!
¿Qué aportan ante cámaras de tv, enfrentamientos
superficiales de modelitos (generalmente de pocos sesos y abundantes siliconas)
a la promoción de la persona? ¿Qué nos puede interesar la vida “inestable y
cableada” de Rociito, Mariquita, Lolita o Juanito, hijos de nuestro Paraguay
diminuto y errante? ¿Por qué tanto nos atonta el Vyroreí?
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