sábado, 18 de enero de 2014

GLOBALIZACIÓN DEL RIDÍCULO “VYROREÍ” (III)


“Globalización… es reducir espacio, tiempo y desaparición de fronteras"

Albert Einstein ha dicho sobre la estupidez: “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”. “La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa”.

Al parecer, para tantos no es suficiente ser una persona normal; desprecian ser originales y terminan copiando muchas estupideces….  que resulta no ser nada original. ¡Patético!

En palabras de Mounier, se genera el hombre espejo, aquel que refleja lo social, aquel que no ha tomado ninguna iniciativa desde su interioridad, sino que se ha dejado llevar por la corriente, porque hace, habla, piensa y dice todo lo dictado por lo que el dogma social establece. Es así como el ridículo sienta sus reales en la mente, cuerpo y espíritu del “reptil humanado”. (Repta por debajo de su existencia)

En consecuencia –dice José R. Ayllón - gestamos seres sin corazón y esperamos de ellos virtud e iniciativa. Nos reímos del honor, y nos extrañamos de ver traidores entre nosotros. Castramos, y al mismo tiempo, exigimos a los castrados que sean fecundos. Un Ridículo total.

Un ejemplo de lo trágico: ante el anonadado Job de hoy, sólo el agrio rostro de su mujer, – la señora dogma social – al final, acude para gritarle con blasfemo horror: <Maldice a Dios y muérete>. Pero a diferencia del santo Job, el miserable de ahora, devorado por la moda que lo devora, se muere sólo pudriéndose en su alarido. (Job 2,9) ¡Qué pena… tantos Job posmodernos..!

¿Cuántas almas son rehenes de horóscopos, raros estilos de curaciones, conquistas de amor, dinero y salud, estafas al idiotizado consumidor? ¿Cuántos programas televisivos, perversamente caratulados de diversión, no debieran permanecer en ámbitos privados de clubes nocturnos, como por ejemplo: “Bailando por uno, dos, tres y cuantos caños haya?; y otros que sólo cultúan el sexo, la violencia, la joda y el vyroreí?  ¡Reino del ridículo, cultuado por santurrones con aromas de sanedrín!

¿Qué aportan ante cámaras de tv, enfrentamientos superficiales de modelitos (generalmente de pocos sesos y abundantes siliconas) a la promoción de la persona? ¿Qué nos puede interesar la vida “inestable y cableada” de Rociito, Mariquita, Lolita o Juanito, hijos de nuestro Paraguay diminuto y errante? ¿Por qué tanto nos atonta el Vyroreí?

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