El pudor distingue a los hombres de los animales
Nos enseña el P. Jorge Loring en su libro “Para Salvarte” que, “el pudor protege la propia intimidad, porque es propio de la persona humana. Los animales no tienen pudor, por eso hacen en público sus funciones más íntimas”. Agrega que esta protección de la intimidad se expresa en tres cosas: la vivienda, el vestido y el lenguaje. En la casa se invita a un amigo, no a cualquier persona, pues la casa es un lugar íntimo.