jueves, 21 de marzo de 2013

PEDIR DISCULPAS

¿Fortaleza o debilidad?

Palabra, “es un conjunto de sonidos o signos a los cuales se les otorga significado”, lo define el diccionario Larousse. ¿Qué  significado tiene hoy el término “discúlpame”?. La palabra tiene como objetivo comunicar o transmitir ideas. Para que eso sea posible,  los interlocutores deben compartir el significado de dichos símbolos.

“ Me equivoqué..”, “Reconozco mi error..”, “Te hice pasar vergüenza..”, “Discúlpame”.
Estas palabras pronunciadas con sinceridad representan una elevada dosis de coraje. No debilidad.

Se requiere de mucha fuerza y personalidad para reconocer las faltas y pedir disculpas  de todo corazón. El que pide disculpas sinceramente, sabe lo que quiere y quiere lo que sabe. Ello demuestra que quien pide disculpas, posee autocontrol y seguridad de sus principios y valores.

Las personas “pererí”, con escasa autoestima (poca seguridad interior) no tienen la valentía para reconocer sus errores, porque piensan que pedir perdón, es sinónimo de debilidad o cobardía. Este tipo de persona basa su seguridad en el “qué dirán” y, por consiguiente, sobrevive hipotecando su satisfacción o seguridad, a la consideración de terceros. Son los otros quienes gobiernan su pensar, su decir, su hacer, es decir, su vida.

Así las cosas, el débil de carácter se pasará justificando su error en la equivocación de otros. Luego, este hecho podría constituir uno de los motivos para no disculparse. Cuenta Stephen Covey que la sabiduría oriental dice: “Si vas a hacer una reverencia, que tu inclinación sea pronunciada>; y la ética cristiana afirma: “Paga hasta la última moneda” (Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva- p.223)

A propósito, dos ejemplos: nunca he escuchado a alguna autoridad del país, haber pedido disculpas al pueblo por las malísimas gestiones que ha realizado o que ha dejado de hacer, durante su período de mandato; antes bien, se ha pasado culpando de todos los males a gobiernos anteriores. (En aquel, en éste y, probablemente en el próximo...)

En cambio, un Papa pide perdón al mundo por los males del pasado que haya podido causar la Iglesia - de los cuales no es responsable - y no faltan voces que critican venenosamente tal loable acción. ¿Sabemos lo que queremos...?

Nosotros, la plebe, ciudadano común o de segunda - como nos consideran muchos de los que están “arriba”, quienes cacarean hasta el hartazgo su preocupan por el “pueblo” y prometen democracia, mientras nos hunden cada vez más en la desgracia – como en la parábola del hijo pródigo, debemos tomar conciencia de nuestros errores, levantarnos del “chiquero”, pedir disculpas y reconstruir nuestra vida

Y los capos de turno, los ciudadanos de primera, deberían tomar ejemplo del rey David, quien a instancias del profeta Natán, pidió perdón por los barbaros errores cometidos (mentiras, asesinato y adulterio – mandó matar a su fiel soldado para quedarse con su mujer). (Cfr. 2ª Sam 11)

Y usted, estimado lector... qué opina?


No hay comentarios:

Publicar un comentario