sábado, 13 de abril de 2013

SEXO, DROGA y ALCOHOL

¿Educación Sexual?
Aquí y allá, éste o aquel, un programa televisivo o una radioemisora explican lo que es el sexo, y de muchas maneras. La escuela, la calle, los amigos... Pero, hablar de "educación sexual" implica algo más que explicar qué es el sexo, desde la perspectiva biológica. Eso puede hacerlo cualquiera.

Para no pocos mayores (padres o maestros) la "educación sexual" significa  técnicas de “perreo”: "disfruta, pero cuidáte, no te quedes embarazada". "El así llamado "sexo libre y seguro" pretende ser un método para que no se inicie una nueva vida y para que tampoco los “novios”, puedan contraer alguna enfermedad de origen sexual, como el SIDA. Esta forma de pensar, por desgracia, puede degenerar en búsqueda egoísta de placer de cualquier manera, y entonces el sexo se convierte en algo parecido a la droga o al alcohol o a cualquier otro vicio.

Entonces, la errónea “educación sexual” refuerza el uso de preservativos o de píldoras abortivas, enseñando que no "se puede vivir sin actividad sexual". Desconocen que el sexo, como todo lo humano, puede vivirse con dignidad, desde un compromiso serio y sincero como puede serlo el matrimonio entre el hombre y la mujer sin egoísmos y para siempre. 

¿Qué hacer..? Con urgencia iniciar un nuevo tipo de educación-revolución sexual. El mensaje directo a la conciencia y al corazón no puede ser otro que éste: cada hombre y cada mujer debe -porque puede - ordenar y controlar sus propios actos por objetivos y amores más elevados que los simples instintos del placer. Cada hombre y cada mujer están llamados a vivir el amor con responsabilidad, y esta responsabilidad también debe darse cuando se unen sexualmente dentro del matrimonio, en el marco del mutuo respeto y del amor generoso.

Un programa de educación sexual que enseñe que los jóvenes son capaces de vivir sin relaciones sexuales antes del matrimonio es un programa que desprecian los hijos, los padres y también muchos maestros. Si realmente hay quien cree que un joven es incapaz de la castidad, ¿cómo se puede esperar que estos mismos jóvenes apunten a metas más elevadas y más hermosas como son el poder llegar al matrimonio habiendo logrado el mayor respeto recíproco, sin cometer actos sexuales prematuros e incoherentes con un amor pleno y plenificante?

Vivimos en un mundo en el que los ideales de nuestros padres juzgamos tontas,  transnochadas, talibanescas; y hasta se burlan de quienes defienden valores como la tolerancia, el respeto, la justicia, porque nos parecen "ideales inalcanzables". Tal vez nos hemos acostumbrado a ver lo contrario: el descenso de quien se deja llevar por su cuerpo y va de flor en flor en busca de nuevas experiencias y aventuras placenteras. Pero eso no puede dar como resultado un buen ciudadano, ni un futuro esposo o esposa fiel, ni un padre o una madre de familia capaz de dar algo que valga la pena a sus hijos.

¿Te gustaría una mujer que comparte carne con el primer macho que encuentra, sea un día la mamá de tus hijos? ¿Te gustaría que un tarado, un mono con pantalones y celular sea el papá de tu hijo? Y finalmente, te rebajarías tanto como para que te diera igual vivir como un perro, chancho o vaca?  Habrá que empezar, hoy, una auténtica y genuina formación sexual en familia, donde los hijos descubran un modelo de amor generoso y fiel. Siempre es tiempo para dar ese ejemplo. Jamás nos arrepentiremos de haberlo dado.

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