Antes, todo funcionaba con referencia a Dios. Se asumía la religión con la naturalidad que se asumía la enseñanza de la lengua materna, afirma González-Carvajal en “Ideas y Creencias del Hombre actual”.
Dicen que los EE UU es la nación con más diversidad religiosa del mundo. Mas de 1.500 cuerpos y sectas religiosas, incluyendo 75 variedades de Bautistas solamente, coexisten y prosperan en nuestra nación. Hay 360.000 iglesias, mezquitas y sinagogas. Y nada digamos de América Latina.
En EE.UU. están oficialmente censadas alrededor de 1.200 “religiones”. Y nada digamos hoy de América, donde cada vez más aparecen variadas denominaciones. Cuatro son los pecados contra la fe: duda, herejía, apostasía e incredulidad. Causa: El pecado ¿qué es pecado? Si tanta gente ya ni tiene noción de pecado.
Poco se conoce de un “nuevo orden mundial” pretendiendo instalar la idea de que los Diez Mandamientos de la Ley ya no sirven para lograr la armonía entre los hombres, y por lo tanto, se lo rechaza tajantemente.
Entonces, estos próceres del mundo de las finanzas proponen, mediante una “Reingeniería Social” erigir nuevos paradigmas, dice Oliveira y Silva, en su libro “El nuevo Orden Mundial”. Estos paradigmas son;
1) El Desarrollo sustentable. 2) La Salud. 3) La perspectiva de Género y 4) La Carta de la Tierra.
Así presentado el nuevo esquema, suena a un alto ideal, pues ¿qué de malo hay en estos nuevos modelos para lograr la felicidad del mundo? Entonces, ¿Para qué y de qué sirve la fe? Y ¿qué provecho ofrece la fe para estas nuevas propuestas? Sin embargo, estas “inocentes ideas” están disfrazadas de grandes mentiras.
Luego, no es de extrañar que transitemos alegremente por las anchas avenidas de conductas condenables, pues no habiendo reglas morales que reorienten nuestro descarrío, todo es permitido según la sentencia que dice: “lo que no está prohibido, está permitido”.
Así, no es de extrañar que nos volvamos bulímicos al consumir tanta basura. Los gerentes del hedonismo sin freno, no ahorran esfuerzos para hacernos creer que cuanto más tenemos, más próximos de la ansiada felicidad estamos.
Así gana espacio el combo de “el amor libre, el alcohol sin medidas, la libertad a mi manera y otras lindezas de nuestro destartalado mundo posmoderno”, constituyendo una brújula que nortea todos los aspectos de nuestra vida.
Por lo tanto, no es prudente olvidar que somos seres transbiológicos, es decir, superamos la materia, no somos condenados a convertirnos en alimentos de gusanos y nada más. Somos carne espiritual y espíritu encarnado.
Además de satisfacer nuestros deseos terrenales, es de vital importancia ocuparnos de nuestra realidad espiritual. “Porque todos tendremos que estar ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo”. (2 Co 5:10)
La anorexia de la fe tendrá catastrófica consecuencia para nuestro futuro eterno. ¡Quien pueda entenderlo... que lo entienda!
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