jueves, 26 de marzo de 2020

SÍNDROME DEL “HERMANO MAYOR”

El Hijo Prodigo: La actitud del "Hermano Mayor"
 La Cuaresma es un tiempo litúrgico de espíritu penitencial y de conversión para la gran fiesta de Pascua. Arrepentirnos de nuestros pecados para ser mejores cristianos. (Cuaresma no significa que sea tiempo exclusivo y único para la conversión)

El Viernes Santo no es día de recuerdos, llantos y gratitud a Ñandejara para abarrotar las redes sociales de cándidos versículos luego de ver su cruel muerte en la Tele.

Es para hacer una “auditoría moral” de nuestra vida: ñane rekové- hábitos sanos y malos que nos aplazan como bautizados, haciéndonos infinitamente deudores de Él, es decir, de todo aquello que nos hace merecedores de morir en la cruz.

Será ocasión de ir a Su presencia, arrepentidos a suplicar de su Misericordia, perdón por el torrente incontenible de pecados que en contenedores contenemos, seguros que, una sola gota de Su preciosa sangre, basta para limpiar los todos los pecados del mundo. Nadie merece nada de Él. Solo cabe agradecerle, una y otra vez, haber soportado indecibles tormentos, como jamás hombre alguno haya sufrido, por querer tenernos con Él eternamente.

Una fugaz pincelada de mi examen de conciencia pudiera empezar así: ¿Cuáles son las caretas que muestro a los otros? ¿Qué defectos niego reconocer? ¿Cuántas veces me creí mejor cristiano que otros? ¿Cuántas veces hice de “fiscal acusador y juez condenador” de mis hermanos? ¿Quién realmente soy cuando nadie me ve?

No es la primera vez que confieso mis pecados: “No soy tan buen cristiano como algunos creen. Mi vida poco admirable no está exenta de miseria humana, miseria heredada del primer fatal error gastronómico en el paraíso, al decir de Michael Korda.

Luego, me acuso de padecer "Síndrome de Hermano Mayor”, (Lc. 15, 1-32). Es que, muchas veces me juzgué, mejor, más fiel y más obediente que otros. Soy muy bueno acusando, juzgando con dureza las fallas de otros. ¡Upea ko che hina!

La impaciencia es causa de mi pecado. Me “cortocircuita” la falta de sentido común (de quien estira la pesada mesa llena de libros, en vez de acercar la silla a la mesa). El py tyryr (torpe, obtuso) que demora una semana para hacer lo que lleva solo minutos…Así las cosas, se puede agregar más pecados que derivan de mi analfabetismo emocional. Sabiendo que no es agradable desparramar miserias, porque mi lista de males es larga digo, usando el nuevo “proverbio”: “Hasta aquí te puedo decir”.

En la certeza que más de un alma bondadosa leerá este “plagueo”, Yo, pecador, hago propicia la ocasión para encomendarme a vuestras oraciones por mi conversión. Nuestro Dios, misericordioso les recompensará con creces este granayudo mì”.

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