El Viernes Santo no es día de recuerdos,
llantos y gratitud a Ñandejara para abarrotar las redes sociales de cándidos
versículos luego de ver su cruel muerte en la Tele.
Es para hacer una “auditoría moral” de
nuestra vida: ñane rekové- hábitos sanos y malos que nos aplazan como
bautizados, haciéndonos infinitamente deudores de Él, es decir, de todo aquello que nos hace merecedores de morir en la cruz.
Será
ocasión de ir a Su presencia, arrepentidos a suplicar de su Misericordia,
perdón por el torrente incontenible de pecados que en contenedores contenemos,
seguros que, una sola gota de Su preciosa sangre, basta para limpiar los todos
los pecados del mundo. Nadie
merece nada de Él. Solo cabe agradecerle, una y otra vez, haber soportado indecibles
tormentos, como jamás hombre alguno haya sufrido, por querer tenernos con Él
eternamente.
Una
fugaz pincelada de mi examen de conciencia pudiera empezar así: ¿Cuáles
son las caretas que muestro a los otros? ¿Qué defectos niego reconocer?
¿Cuántas veces me creí mejor cristiano que otros? ¿Cuántas veces hice de “fiscal
acusador y juez condenador” de mis hermanos? ¿Quién realmente soy cuando nadie
me ve?
No
es la primera vez que confieso mis pecados: “No soy tan buen cristiano como
algunos creen. Mi vida poco admirable no está exenta de miseria humana, miseria
heredada del primer fatal error gastronómico en el paraíso, al decir de Michael
Korda.
Luego, me acuso de padecer "Síndrome de Hermano Mayor”, (Lc. 15, 1-32). Es que, muchas veces me juzgué, mejor, más fiel y más obediente que otros. Soy muy bueno acusando, juzgando con dureza las fallas de otros. ¡Upea ko che hina!
Luego, me acuso de padecer "Síndrome de Hermano Mayor”, (Lc. 15, 1-32). Es que, muchas veces me juzgué, mejor, más fiel y más obediente que otros. Soy muy bueno acusando, juzgando con dureza las fallas de otros. ¡Upea ko che hina!
En la certeza que más de un alma bondadosa leerá este “plagueo”,
Yo, pecador, hago propicia la ocasión para encomendarme a vuestras oraciones
por mi conversión. Nuestro Dios, misericordioso les recompensará con creces este gran “ayudo
mì”.
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