miércoles, 25 de marzo de 2020

NO HAY MAL QUE POR BIEN… NO VENGA

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El antiguo y conocido adagio busca instalar un mensaje optimista ante un evento adverso o situaciones desagradables pero que, a pesar de todo, pueden revertir en resultados positivos.

El “No hay mal que por bien no venga” se puede aplicar como antídoto y consuelo para soportar la “jeta” o “tygué rakú”, accidente o infortunio, que no se puede, al momento remediar.

Nuestra fauna guaraní suele responder a la pregunta, ¿Mba étekó pio?, con el clásico, ñe`enga:jaha hese hína”...aunque las papas quemen el trasero.

El coronavirus se instaló en la mente y epidermis de “todo el mundo” constituyendo una especie de segunda piel del hablador y oidor, todos los días y muchas veces al día…en la tele, en la radio, en la calle, etc., hasta que el saturado oído pide “socorro”.

El “no hay mal que por bien no venga”, quiero emplear como una suerte de catarsis para seguir soportando todos los días y por todos los medios la misma cantinela: “lavarse las manos, rociarse con lavandina, cabeza, tronco y extremidades, etc. etc…

Se destacan algunos puntos positivos derivados de la restricción recomendada/impuesta: #Epyta nde rógape Paraguay, aunque todavía no es acatada en la medida requerida:

a) Los “monos con pantalones”, especialistas en delinquir con polución sonora, entre otros desatinos, ¡se llamaron a silencio en un 90%!...¡Buena noticia!.

b) Hospitales no reciben cantidad de descuartizados por accidente de motos causantes de incapacidad y muerte. No ocupan camas de terapia. 

c) Mermaron los disturbios callejeros y los “alambique guatá”, como bautizara graciosamente un amigo a los indeseables y molestosos ka ú rapo¡Buena noticia!.

d) Por consiguiente, las novedades policiales relacionadas a delitos y accidentes mermaron drásticamente. 

Es como si los eternos delincuentes se hayan “infectado” positivamente con una “dolorosa ración” de respeto y decencia.

Así las cosas, una vez superada la tragedia del virus corona, quisiera conservar la esperanza de no volver a la chatura cívica de hacer impecablemente bien, todo lo que está mal, como que: “nuestras costumbres no tienen nada que se parezcan a otra nación”.

Que los pocos logros señalados, suponga desterrar junto con el virus corona, el rebelde y antaño cáncer que nos aqueja: la indecencia matonil y el tavy-pokaré-mbareté, tan ñane mba é” ¿Si pa? 

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