martes, 10 de marzo de 2020

CRISIS DE CREDIBILIDAD... EN INSTITUCIONES...

Resultado de imagen de funcionarios publicos corruptosCiertas conductas incoherentes – palabras y promesas que contradicen acciones – de esta o aquella autoridad o de algún referente político social, manifiestan una y otra vez, la crisis de credibilidad en las personas e instituciones.
  
No son pocos quienes por las redes sociales (que puede significar mucho o nada) y por las manifestaciones de un gran universo de personas (sondeos) comparten que: Las instituciones –en general- sufren crisis de confianza.

Luego, urge la necesidad de mayor transparencia por parte de sociedad y sobre todo, de las élites políticas, porque muchos funcionarios públicos se desempeñan como si fueran “dueños” del poder. (Congreso, ejecutivo, judicial y demás instituciones públicas)

La ciudadanía de “segunda”, los percibe como "opresores de dientes largos y afilados".
Si las instituciones públicas no funcionan, abundan quejas sobre transporte de mala calidad, defensa del consumidor inoperante, hospitales sucios y desabastecidos, maltrato al contribuyente, injusticia en la justicia, arbitrariedades, robos y demás etcéteras harto conocidos, es claro que el funcionario sea con razón, despreciado....

Una demanda común: Deshacer las listas sábanas porque detrás de ellas se esconden verdaderas “lacras sociales”.

Entonces, los miles de indignados se contentarán con que los impresentables "tiburones" se  refugien en sus casas y que la política ya no sea gasto inútil para Juan Pueblo, víctima de este infierno terrenal.

La ciudadanía decente clama porque la política cumpla su verdadero rol: caridad en beneficio del bien común y no como es hoy; azote y estrangulamiento del pueblo a quien dice servir. La solución para este caos establecido es: los políticos sean mejores personas.

Para ello, E. Mounier, sugiere una Revolución Personal, no de manera violenta con metrallas y tanques de guerra; sino una mutación radical del "yo interior".

Revolución personal es el proceso que nace en el instante de una toma de conciencia revolucionaria, de una rebelión dirigida en primer lugar por cada uno contra sí mismo, sobre su participación o su propia complacencia en el desorden establecido.

Con otras palabras significa: “Luchar contra los males de la lacra personal, lograr conversión, luego, ayudar a la salvación del otro. Es urgente y necesario el cambio de mentalidad y conducta ¡YA!

Ojalá que podamos rectificar. No es tan fácil, pues, según parece, tantas escuelas y universidades del primer mundo no solucionan esta cuestión. Ahora bien, ¿para qué sirve la escuela si no es para hacernos menos menos bestiario?

Los negros escándalos recientes, nos interpelan a realizar una auditoría moral de nuestro “yo”. ¡Cualquiera puede redimirse…si quiere!.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario