martes, 21 de marzo de 2017

LA LIBERTAD Y SUS CONTRASENTIDOS

¡¡DON   Y  CONQUISTA!!  (I)

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Ríos de tinta ha corrido sobre el término Libertad. “El hombre nace para ser libre. Su meta es la plena libertad, etc, etc.” Pero siendo ésta un regalo, hay que conquistarla día tras día y solo se logra con esfuerzos, renuncias y sacrificios, caminando hacia la verdad. La libertad, por tanto, consiste en vivir valores como la verdad, la justicia, la prudencia, el bien en sí.
   
La vida del hombre es también una misión: liberar a los demás. Estamos llamados a volver de donde vinimos, esto es, de Dios, y a ser liberadores de todos los que viven engañados y esclavos de la falsa belleza y del placer hedonista. Es una misión fácil, pero es una misión. Cuatrocientos años antes de Cristo, como una profecía, Platón ya dijo estas famosas palabras:
  
Cuando el justo aparezca sobre la tierra, será azotado, atormentado, puesto en cadenas, será torturado, para que venga a convencerse de que no importa en este mundo ser justo sino parecerlo

Y ¡sólo el libre es justo!. ¡Oh libertad, qué hermosa eres…pero qué difícil es poseerte, y cuánto  más angustiante, retenerte!.
     
Libertad es una de las palabras más pronunciadas, invocadas y constantemente prostituidas. Con ella se expresan los más variados y contrapuestos sentimientos y deseos. Deseos de “liberarse” de los compromisos, del estudio, de la formación, de la disciplina, del hogar familiar, por parte de los jóvenes. Oh ¡Libertad!.... expresión también utilizada como programa de lucha política de un partido cualquiera.

Alguien dijo: Nadie es verdaderamente libre si es irresponsable. Consecuentemente,  libertad significa que podemos y debemos responsabilizarnos de nuestra propia vida, que no es poca cosa, y aun, de las posibilidades que tenemos de reconocer a los demás.

Ser libres no es evadirnos de nuestra responsabilidad personal, dejándola al grupo, a los padres, a un partido político, a la Iglesia, a la escuela, a un sistema, es decir, a los otros. Por consiguiente, el auténtico libre, es aquel que tiene dominio de sí mismo. El que tiene autonomía para decidir, bien o mal, incluso.

Reflexionemos a partir de estas impertinentes preguntas: ¿Es libre quien hace lo que le viene en gana? ¿Es libre quien se afana y ufana por vivir su bienestar burgués, tan emparentado con el hiperconsumismo; tan satisfecho con su vida bagatelizada y cosificada, hasta el punto de convertirse en consumado devorador por su propia voracidad?.

¿Es libre quien actúa bajo el impulso motor del mandamiento de la trilogía hedonista: “placer, poder, prestigio”, en virtud de su autonomía? ¿Es libre quien distribuye grandes mentiras, envueltas en insanos discursos políticos de falsas promesas de un futuro mejor, cuando quien promete no es dueño de su libertad? ¿Es libre el “prostituidor”, quien con su dinero compra barata la conciencia del  prostituido?.

¿Es libre quien ama más los aplausos, no pocas veces obligados, que la virtud de la honra; quien celebra lo que tiene precio más que lo que tiene valor; quien antepone el “tener ya”  a la intensidad del “ser más” En fin, ¿es libre quien se ha convertido en sujeto-objeto de esta sociedad defendida y aplaudida por individuos moralmente decadentes, que sobreviven una existencia angustiada; embriones de “intelectuales”, mareados por su cacareado currículo-ridiculismo-académico?, al decir del hermano en la fe , profesor C. Díaz.

Tarea de héroes es ser libres. Conocemos personas con  maltrechas  ideas que  invitan a la libertad sin frenos, sin dirección ni medida, quizá sea amigo, compañero de trabajo, de estudio, algún conocido, o ¿nosotros mismos?. en fin, del terrícola endiosado en el corto reino de su enclenque vida terrean, basado sólo en el poseer status, prestigio y reconocimiento, es decir, fungir de “gran señor” gerente general del universo?.

Verdaderamente libre es quien sirve efectivamente al otro, quien hace algo a favor del bien común, precisamente utilizando su poder de elección y decisión. Libres son aquellas personas que se agrupan para ayudar, como las distintas organizaciones que operan en nuestro medio: Apamap, Rotary Club, Centros Juveniles, Movimientos parroquiales y demás entidades de servicios sin fines de lucro.
      
Estas personas - dirá Carlos Díaz - no forman sindicatos de vedettes “intelectuales” que se llenan la boca de cadáveres, porque dicen mucho (con palabras muertas) y hacen nada. En nombre de la gente más “carenciada”, a quienes dicen servir, reciben aplausos al término de pequeños discursos hedonistas, con el propósito de seguir recibiendo aplausos como fin último de su enanizada existencia. 
Dinamice, estimado lector su imaginación, y pronto verá el rostro de personas a quienes puede calzar con precisión este comentario.






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