lunes, 20 de marzo de 2017

DEMOCRACIA

¿GUA`U  o  AÑETEGUA?

Democracia significa “soberanía y gobierno del pueblo”. Es el gobierno del pueblo que delega a otros que lo representen, pero bajo su control continuo. Según Rousseau, “el pueblo es el único que tiene poder y siempre lo tiene que ejercer cuando se deciden leyes que le interesan”. Del griego demos, pueblo y kratos, autoridad.

Con frecuencia solemos escuchar decir: “Esta democracia es peor que la época del General Stroessner –en alusión a casi tres décadas posteriores al derrocamiento de la dictadura en  Paraguay- Antes comíamos tres veces al día, dormíamos tranquilamente con las ventanas abiertas, caminábamos por las sin temor. Hoy podemos hablar, gritar…pero ¿de qué sirve, si nos morimos de hambre e inseguridad?   ¿Está usted de acuerdo con este pensamiento?

La carencia de nuestra democracia: ciudadanía con osatura moral. La democracia cuantitativa no basta para vivir “en y con” justicia, paz y amor. Las frecuentes peleas entre nuestras autoridades y así políticos nos lo demuestran. Es necesario que en el corazón del ciudadano haya voluntad de querer una democracia moral. Es decir, además de querer ser muchos, (para constituirse en mayoría “aplanadora”) también y fundamentalmente, es necesario ser íntegros.

En democracia hay que saber ganar y perder, se oye decir. El que no sabe perder numéricamente, nunca podrá ganar moralmente. Tenemos experiencia en Paraguay: el que “pierde” una elección no colabora con el ganador por liberar su ciudad, pueblo o valle del caos establecido: ataque de oportunistas, caballos locos, expoliadores, contrabandistas, ladrones de baja monta o cuello “blanco”, proxenetas, secuestradores, etc.

O se alían en un maridaje parasitario, o se pasan vociferando frente a las cámaras de TV y en cualquier lugar donde puedan aparecer, llenándose la boca con la vapuleada como prostituida palabra democracia, mientras nos hunden cada vez más en la desgracia.

¿Cómo lograr revertir esta realidad? La tarea es difícil, penosa y larga. Para eso hay que prepararse mucho, y cada uno debe accionar con todos los medios morales a su alcance, porque,       estamos enfermos, somos una opinión pública enclenque, gente interiormente enferma a causa de la avalancha de inmoralidad, es verdad, pero es posible salir de esta cloaca política y social, porque tenemos inteligencia y voluntad.
    
Enseñaba el maestro Secundino  Núñez: “no debemos ignorar que el Paraguay tuvo y tiene hijos patriotas, como nuestros héroes de ayer, y muchos decentes y luchadores anónimos hoy, que libran verdaderas batallas por construir un Paraguay más humano y más cristiano”.

Pero necesitamos cultivar la virtud de la paciencia laboriosa, para que de estas virtudes aparezcan ciudadanos libres de la moderna esclavitud que hoy se traduce en cientos de empleos o subempleos que suponen diez a doce horas de trabajo (o más) con remuneración escuálida y sin cobertura médica.
     
Si la mayoría – democracia numérica – se construye como un derecho, con su otra cara que es la obligación, la democracia moral – cualitativa - se vive como un deber; como un deber que me impongo y no como un castigo, sino como una ocasión para construir una familia más digna, una ciudad más armoniosa, en fin, un mundo más humano, más hermano.
    
Pero ¡cómo lograr esto que es casi imposible!  Cualquiera lo sabe, construir un mundo mejor es un deber sagrado y no un desequilibrio mental, y por lo tanto sacrificado, en la medida en que uno se da a sí mismo el deber sagrado de cuidar a los demás, tanto como se cuida a sí mismo.

Por ejemplo, tapando los tantos pozos o alcantarillas para que no caigan en ellas, niños, ciegos y animales que, dicho sea de paso, pululan  en las calles. Ello cuesta molestia, tiempo y hasta dinero: pero sin entrega generosa y humildad (valores necesarios para desarrollar la virtud social), no habrá siquiera…posibilidad de cambio.
      
Y ya que aludimos al término cambio, éste suena como palabra infecto-contagiosa y de mal gusto cuando muchos políticos la pronuncian, llenándose la boca de propuestas, una y otra vez, como: “unidad para el cambio…concertación para el cambio….unión y trabajo para el cambio”, en realidad para no cambiar nada.

Y la débil opinión pública, nuevamente es arrastrada – por necesidad, ignorancia o conveniencia- ante el avasallamiento del lenguaje encendido, casi histérico, que arranca estruendosos aplausos de las “víctimas” de nuevas promesas mentirosas Paraguay renovado y feliz a cambio de un presente vacío y perdido.

Y desde cualquier ocasional tarima, con el predominio asfixiante de la propaganda política del gurú de turno, que nos reitera un paraíso cercano, casi presente, se incuba en nuestras aturdidas mentes, una vez más, este consabido como aceptado despropósito: “lo importante no es la verdad, sino lo que se cuenta, se dice o se propone como verdad, que por regla general es mentira”. (cfr. Rafael Cid, periodista y colaborador Rev. Acontecimiento Nº 72-2004).

Aunque parezca ingenuidad, concuerdo plenamente con el escritor Carlos Peguy, cuando afirma que: la democracia ha de ser la organización sistemática de la caridad, filantropía, buena educación, ayuda mutua, así como de la esperanza, ya que con personas como usted y yo, podemos lograr cosas extraordinarias, haciendo bien cosas ordinarias Con razón decía Maritain: “La tragedia de las democracias modernas es que no han acertado a realizarse” 
        
Al punto, imagino caminar por los pasillos de la Corte Suprema, Parlamento, Ministerios y demás Instituciones vinculadas a los círculos de poder como las Binacionales, Gobernaciones etc… intentando penetrar en las mentes de los gurúes de turno, convertidos en satisfechos “tribunos de la plebe…me acerco a ellos y pregunto:

¿Entienden ustedes lo que acaba de decir el señor Peguy? Imagino a algunos muy sorprendidos y a muchos otros, totalmente desconcertados ante tal requerimiento, habida cuenta de que ni siquiera han comprendido el sentido de la pregunta. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario