DE CADA DÍA…..
Se oye decir una y otra vez: “La política es un arte; por numerosos que sean los conocimientos en los que se basa, sigue siendo un arte, no sólo por la imaginación y la creatividad que exige, sino también por su capacidad de afrontar la ecología en acción”….
Otros cacarean: “La política es
el arte de lo posible”.
En realidad…. para nuestra cotidiana convivencia, ¿qué significado tienen dichos
enunciados?
En el editorial del diario Abc
del 24.07.15, se lee: “La política pudrió las instituciones del Estado. La Ley de la Función Pública, promulgada en el año 2000,
pretendió jerarquizar al funcionario público, haciéndolo menos dependiente de
los vaivenes de la politiquería criolla”.
La
universidad Nacional de Asunción (UNA) y sus filiales, sustentadas con dinero
de contribuyentes, tampoco escapan de la devoradora corrupción de sus niveles
superiores – muchos de estos - ahijados de políticos.
El arte
de la política tiene como misión irrenunciable alcanzar el ideal humano de
libertad, igualdad y fraternidad en la “polis”, es decir, el bien común.
¿Cómo
lograr esta titánica tarea?. Algunos entendidos afirman que, el arte de la
política, de modo obligatoria tiene que caminar entre (a) “Realpolitik”,
(término acuñado por Otto von Bismarck que significa política de la realidad) política o diplomacia basada en intereses
prácticos y concretos, sin atender a la teoría o la ética; y (b) la “Idealpolitik”, es decir, la política en la medida justa… que se autoexamina y se autocritica, permanentemente.
“La
política es el arte de lo posible” Esta expresión se desliza en un terreno muy
movedizo, como ambiguo. Cuando vemos a políticos de baja ralea moral e
ignorancia, ostentar ingente riquezas, cabe la tentación de preguntarse: ¿Es el
arte de lo posible?. Al final – dirá
Carlos Díaz en Corriente Arriba, p. 102 – “la política deviene el arte de lo
posible, donde no falta el juego de las semiverdades y de las mentiras”.
Louis
Antonie León Saint-Just, político revolucionario francés ha dicho: “Todas las artes han producido maravillas; sólo el arte de gobernar ha producido únicamente monstruos”. El arte
de la política comporta inevitablemente una apuesta, y, por lo tanto, el riesgo
de equivocarse. Y agregará su implacable retórica inspirada en Rousseau: "No es
posible reinar de modo inocente", "Todo rey es un rebelde o un
usurpador" (Proceso de destitución de Luis XVI - 1790).
“La
clase política ha dejado de pensar en la marcha del mundo”, dice el economista Jean-Luc Gréau. La clase política se contenta con informes de expertos,
estadísticas y sondeos. Ya no tiene pensamiento. Ya no tiene cultura. Ya no
percibe el efecto de Shakespeare. Ignora las ciencias humanas. Ignora los métodos que
serían aptos para concebir y tratar la complejidad del mundo, para vincular lo
local con lo global, lo particular con lo general.
El Obispo de La Rioja (Argentina), Mons, Marcelo Colombo
dijo: "Nadie debe pensar en la función pública como un lugar de
enriquecimiento personal o familiar, sino como aquel espacio concreto donde
darse enteramente". "La vocación política, ejercida con nobleza y
honestidad, puede cambiar la vida de la gente. Y me refiero a un cambio positivo, de
crecimiento, de auténtico desarrollo, de plena inclusión”, agregó. (lo negritado el mio).
Lo que en ética es verdad desgarrada, en
política se torna una falsedad encubierta, y por ello el discurso sofístico o
doble (…) (cfr. Corriente Arriba p. 101).
Ojalá esta movilización entusiasta de la juventud, en contra del caos
establecido, sea el inicio de salud moral de nuestra política criolla.
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