miércoles, 28 de octubre de 2015

¿DESGRACIADO O TRIUNFADOR?

¡VALE  LA  PENA  MEDITAR!

Especialistas en Desarrollo Personal y en grupos de terapia, suelen recomendar – entre otras - algo así como: “El significado de tu vida es algo que creas día tras día con tus propias acciones y pensamientos. La forma de vivir plenamente depende de ti (…)

La vida es un viaje, no un destino. Vivir plenamente es un proceso que te tocará toda la vida desarrollar. Aprende a aceptarte. Con mucha frecuencia, pasamos mucho tiempo mirando lo que no nos gusta de nosotros mismos. Ello significa que no hay tiempo para mirar  al prójimo ni para centrarte en el futuro (…)

Perdónate a ti  y a los demás, porque es bueno para el cuerpo y para el alma. El perdón ayuda a sentirte pleno, aunque la otra persona no reconozca haberte ofendido” (…)

Por considerarlo útil, me permito trascribir parte de una historia que cuenta el Dr. Lair Ribeiro en “Generar Beneficios” p. 219 y que bien puede ser nuestra propia historia; dice así:

<<Érase una vez, un ejecutivo importante que, después de mucho trabajo y dedicación, consideraba que había alcanzado sus principales objetivos. En la empresa todo marchaba muy bien, a pesar de la crisis vigente en su país. En su casa todo parecía estar dentro de los patrones deseados: los hijos en la escuela, cada uno ocupado en sus propios quehaceres, o su esposa cuidando de sus propios intereses y de la estabilidad del hogar.

Un sábado por la tarde, al salir de su despacho después de varias horas de trabajo que había acumulado durante la semana, se dirige a su automóvil decidido a relajarse un poco, va hasta una de las carreteras de las afueras de la ciudad. A gran velocidad, escuchando su música favorita y dejando vagar sus pensamientos, por un segundo deja de prestar atención y cuando se da cuenta, está a pocos metros de un camión detenido en medio de la calzada. Bum!!!!!!.

Se despierta en un lugar totalmente extraño y, aún sin entender lo que sucede, ve a un individuo vestido de blanco que lo mira a los ojos. El hombre se presenta como el neurocirujano responsable del departamento de traumatismo craneal del hospital al que lo llevaron después del accidente, y va directo al grano:

Usted sufre lesiones profundas en su sistema nervioso, y su cuadro clínico va camino de un estado comatoso en que se quedará inconsciente, sin posibilidad de recuperación.
No obstante, los próximos 60 minutos, estará lúcido y no sentirá ningún dolor. Serán los últimos 60 minutos conscientes de su vida. Aquí  tiene un  teléfono  móvil  que  podrá  usar  para  hacer  una  única llamada”.

Lector, póngase por un momento en la situación del ejecutivo. Los últimos 60 minutos conscientes de su vida. ¡Su última llamada telefónica! ¿A quién llamaría…Qué diría?¿Qué tiene que decir y a quién?.

No es necesario estar en una situación tan dramática como la del ejecutivo de la historia anterior para aprovechar todas las oportunidades de expresar aquello que siempre guardamos dentro de nuestro corazón. ¡De qué nos vale vivir si no estamos conectados con nuestros valores humanos!. Evitemos el mal, hagamos el bien  y vivamos plenamente”.>> Así termina la corta historia.

Pero…. ¿Quién nos garantiza que tendremos la oportunidad de poder llamar a alguien?. Resuena con incómoda insistencia la advertencia evangélica: Permanezcan despiertos porque nadie sabe ni el día ni la hora del final” (Mt. 24, 36).



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