lunes, 25 de mayo de 2015

CRIONIZACIÓN...

¡¡ES  COMO  CORRER  A  TODA VELOCIDAD  HACIA NINGÚN  LADO!!

Nadie duda que aferrarse a la vida es deseo de todo mortal. ¡Nadie quiere morir! Por tanto, contadísimos humanos modernos afrontan la muerte con naturalidad. Es innegable que existe una clarísima tendencia de no aceptar la muerte, en la misma proporción desbordada, que se da culto a la vida. Luego, repugna la idea de morir, menos aún, morir en soledad y con sufrimiento añadido.

¿Quién deseará morir ante el avance y gloria de la tecnología y la ciencia que sugiere vida repleta de comodidades y seguridad, que favorece el culto por la eterna juventud o el culto al cuerpo?. Así las cosas, el homo sapiens busca corre de la muerte, en vez de afrontarla con naturalidad. La medicina aporta lo suyo para alargar la esperanza de vida y retrasar la muerte.

Lucha por vencer a la muerte con técnicas avanzadas de crionización, que resultan tan inciertas y antinaturales. ¡Qué tontería…. pretender burlar a la muerte cuando todos saben que llegará el día que tendrán que morir! Absurdo querer evitar algo inevitable. Y peor todavía temer a la muerte toda la vida de modo irracional.

“La criogenización es un método por el cual se somete a una persona  (o animal) a condiciones de frío intenso con el objetivo de preservar su cuerpo en condiciones para ser reanimado en el futuro. El término correcto para este proceso es criopreservar”

¿Y por qué querríamos ser criopreservados?... Porque se espera que la ciencia encuentre cura para muchas de las enfermedades que hoy día son terminales.  Se espera en un futuro no muy lejano puedan regenerar células y tejidos que hoy día son irreparables. Con palabras sencillas: Me hago congelar, porque mientras me congelo, engaño a la muerte, esperando que la ciencia logre resucitarme y así vencer a la  muerte. ¡Ajepa ñande vyroitéma ningó!

Otras personas creen en la reencarnación, si la reencarnación existiese (particularmente pediría nacer en algún lugar decente) y tendría la ocasión de vivir de forma diferente… Otros dicen… después de la muerte Nada. Si la muerte condujese a la nada, entonces podríamos vivir el Carpe diem y entonces, ¿para qué preocuparse?: “Comamos y bebamos, total mañana moriremos” (cfr. 1 Cor. 15:32).

Pero, meditemos lo que afirma la Biblia. Ella nos habla con una autoridad y sencillez que derriba todos nuestros pobres razonamientos: “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (cfr. Hebreos 9:27). Cristo nos dice cómo escapar del juicio. “El que oye mi palabra y cree en el que me envió, tiene vida eterna y no será condenado, pues ha pasado de muerte a vida” (cfr. Juan 5:24).

Nos recuerda el P. Mariano de Blás (Catholic.net): Nadie de nosotros tenemos escrito en nuestra agenda, “tal día es la fecha de mi muerte y la semana anterior debo de arreglar mis asuntos, despedirme de mis familiares, para morir cristianamente”. No es de inteligentes pensar que podemos esperar hasta el último minuto para ocuparse de un asunto tan serio y que tiene que ver con nuestra eternidad, pues probablemente sea demasiado tarde.

Vamos a considerar la muerte como maestra de vida, vamos a decirle que nos enseñe a vivir: será una maestra severa, pero nos dice la verdad. Aunque sólo fuera para que no nos ocurra aquello de: “Cuando pude cambiar todo, arreglar todo, no quise hacerlo; y ahora que quiero, ya no puedo”  

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