¡QUÉ
HARÍAMOS SIN ÉL!
Hoy día el dinero es algo esencial para subsistir, pues a través
del dinero obtenemos las comodidades y servicios para facilitar nuestra estadía
en este mundo, en sentido material. La Biblia no dice que está mal querer
tener dinero, sino que lo malo es amarlo y convertirlo en el centro de
nuestras vidas.
El dinero es un medio, no un fin en sí
mismo, porque si nos dedicamos a acumularlo de nada sirve. Es importante hacerlo
circular para que fluya y no se enquiste, porque es como la sangre que si se
detiene se coagula, dice aquel profesor.
La pegunta que me surge es: ¿Para qué
quiero dinero? ¿Quiero tener más dinero para ayudar a otros o para
poseer más cosas?.. ¿Para mostrarme superior a los demás… para despertar
envidia….para qué?
El riesgo que corremos es tenerlo en
abundancia – aun siendo de origen legítimo – porque fácilmente podríamos
olvidarnos de Dios y así vivir la vida sin limitaciones.
Además, se plantea otra cuestión, ¿debo
tener todo lo que quiero – aunque no lo necesite - solo porque me da la gana?
No es correcto satanizar el dinero. Es necesario y útil. Si él nada se
puede hacer. No obstante, el equilibrio y la prudencia, ha de marcar el rumbo
del adinerado. Hoy, ante tanta inseguridad, tener mucho dinero debe ser una
constante preocupación. Supongo.
Por otro lado, está la advertencia bíblica para tener muy en cuenta: Jesús
dijo algo muy importante en su Sermón del Monte: “No acumulen para sí tesoros en la
tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a
robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni
el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde
esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. (Mateo 6:19-21)
Quizás usted se acuerde de Aristóteles
Onasis, famoso armador griego, quien fue uno de los hombres más ricos del
mundo. Un periodista escribió lo siguiente acerca de él: «Onasis murió en París
a los 69 años. Sin duda muchos lo envidiaron por sus riquezas y su poder, pero,
¿de qué le sirve eso ahora?
Él mismo tuvo que confesar que su
existencia y todos sus esfuerzos terminaban en un fracaso. Al principio de la
enfermedad que lo condujo a la muerte, declaró lo siguiente a un amigo: «Sólo
fui una máquina que fabrica dinero”. A propósito, se le atribuye a su hija
Cristina, haber acuñado la siguiente frase: “Soy tan pobre que solo tengo
dinero”
El dinero, en general, posee muy mala
fama pues es visto por gran cantidad de personas que mal utilizan. Además
suelen tener también la “mala fama” de que aquél que posee dinero lo ha logrado
de alguna manera poco honrada.
El dinero no es responsable de la bestiaria vida de la gente.
Conclusión: El dinero no es ni bueno ni malo, es simplemente una herramienta
del que nos servimos para hacer intercambios. Los buenos o malos somos
nosotros, quienes hacemos uso de él, pues podemos utilizar el dinero para
fabricar armas o para fabricar medicinas. El cuchillo ¿es bueno o malo?
Con él
se puede cortar el asado que comemos, pero con él también se puede matar a
alguien. El cuchillo, al igual que el dinero, no es ni bueno ni malo. Los
buenos o malos somos nosotros, quienes lo utilizamos para un bien, o para el mal.
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