viernes, 13 de febrero de 2015

LA CURIOSIDAD....ES......

¿BUENA  O MALA?

Dice el diccionario cristiano que, curiosidad, (del latín curiositas, de curare, poner cuidado). Deseo de saber, averiguar una cosa. En su sentido antiguo, en particular, para Santo Tomás, la curiosidad designa un pecado que hoy día llamaríamos curiosidad malsana o vana.

Consiste en buscar conocimientos que no deberían importarnos, o en descuidar os conocimientos útiles para interesarse por cosas ligeras o fútiles, en dejarse arrastrar a la caza de noticias, de informaciones superficiales, renunciando a reflexionar y profundizar en ciertas verdades. La virtud opuesta a este vicio de la curiositas, se llamaba estudiosidad, es decir, celo por la búsqueda de la verdad, y sobre todo, de las verdades más altas. ¿Es buena la curiosidad? El misionero Claretiano Pedro García nos dice así:

"Muchas veces reprendemos a las personas curiosas. Nos caen mal. Entrometidas en todo, no dejan una vida bien parada. Todos estamos con miedo a su lado, porque sabemos que un día u otro saldrán a relucir en público nuestros asuntos más personales. La curiosidad, así entendida, es desagradable, es mala, y no la podemos aceptar.

Pero hay una curiosidad muy distinta, de la que han nacido muchos sabios. Ponemos el caso del niño a quien se le compra un juguete caro, y al pequeño no le dura más que dos días porque lo ha destripado para ver qué tiene dentro y cómo funciona. A los papás les duele haber gastado el dinero en ese juguete, pero el niño ha demostrado ser un chico muy inteligente y que su sana curiosidad le va a llevar muy lejos en la vida.

Pero hay todavía otra curiosidad mucho más profunda y valiosa, la que nos lleva a descubrir los secretos del propio corazón, a conocernos a fondo, a querer descubrir lo que Dios quiere de nosotros en cada momento, a rastrear los caminos que nos llevan a la propia salvación".

Fernando Pascual en “Análisis y Actualidad”, no da la otra cara de la curiosidad: La adicción a los chismes se da en diversas formas entre los seres humanos. Seguramente las dos formas más graves de adicción son la activa y la pasiva. En la activa, uno se convierte en promotor de chismes. En la pasiva, uno alimenta su corazón continuamente con chismes.

Las dos formas viven e interactúan conjuntamente: no hay narrador de chismes si no hay quienes escuchan chismes. Por lo mismo, las dos adicciones pueden ser sanadas simultáneamente.

La curiosidad es el caldo de cultivo más fecundo para el mundo de los chismes: Saber detalles de la vida privada de los vecinos, me interesa más a mí que a quienes debieran interesar. Otras veces se trata de curiosidades promovidas por la fama de las personas: millones de personas siguen con avidez cualquier rumor, el pleito de Rastrerita con Ningunito, el adulterio de la chusquita sesentona, el embarazo de la modelito de abundantes siliconas y poco seso… entre oros tantos vyroreí, al uso.

Hay saberes que son neutros, es decir, da igual saber o no saber. Y otros conocimientos son malsanos: dañan a quien los difunde, a quien los “consume”, y a las víctimas que ven cómo se divulgan hechos de su vida privada, que nadie debería difundir.

Entonces che anguirú, maerá añá piko reikuasé, casos, cosas y desgracias de la vida ajena, a menos que sea para ayudar?  

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