¿Es propuesta inaceptable?
Una leyenda cuenta como Dios tuvo
misericordia con un hombre que se quejó de su cruz demasiado pesada. Lo hizo
entrar en una sala donde estaban reunidas todas las cruces de los hombres y le dijo:
“¡Elige!”. El hombre se puso a buscar la cruz menos pesada. Vio una muy fina,
pero fue mucho más larga y por eso muy incómoda. Vio unan pequeña pero
queriéndola levantar se dio cuenta de que fue pesada como plomo. (Vivir con
Cristo p. 200)
Entonces vio una que le gusto, y se la
puso sobre sus hombros. Pero esta tuvo una punta afilada que le penetro como
una espina en la carne. Así todas las cruces tenían algo de desagradable. Y
cuando había revisado a todas, no había encontrado todavía nada adecuado.
Entonces descubrió una que había
escapado a su atención, tan escondida estuvo. Esta no fue demasiado pesada,
tampoco demasiado liviana, fue bien manejable, como preparada justamente para
él. Esta cruz la quiso llevar en el futuro. Pero cuando miro mejor, se dio
cuenta de que fue su cruz de siempre, la que hasta ahora había llevado.
Hay quienes, ante el sufrimiento de la vida, se rebelan contra
Dios y le echan las culpas de todas sus desgracias. Le dicen: ¿Por qué me has
hecho esto? Prefiero morir a vivir. Quiero suicidarme, así no vale la pena
vivir. Algunos le exigen la salud, como si fuera un derecho adquirido, y dicen:
Si estuviese solo…pero tengo una familia que alimentar y tengo muchos problemas
que resolver y muchos planes que realizar. Pareciera que le dicen a Dios que
ellos son seres indispensables en el mundo.
Algunos gritan,
diciendo: ¿Por qué?. Yo soy bueno. ¿Por qué me castigas? Oh Dios, mátame si
quieres, pero que no dé pena a los demás, que no haga gastar dinero a mis
familiares, que no sea un cacharro inútil para los demás… La peor desgracia que
le puede pasar a un hombre no es estar enfermo, sino ser un inútil que no sirve
para “nada”. Pero si ama y ofrece su dolor, aunque esté en una silla de ruedas,
su vida estará plena de sentido y se realizará como persona y será feliz.
Una leyenda china que cuenta el caso de una pareja de
ancianos, que deseaban ardientemente tener un hijo. Después de varios años de
esterilidad, por fin tuvieron un hijo. El día después de su nacimiento, los
visitó un ángel de Dios y les dijo que podían pedirle cualquier cosa, que Dios
se la concedería. Después de mucho pensarlo, le pidieron para su hijo que nunca
tuviera sufrimientos ni enfermedades en la vida. El ángel les dijo que Dios
podía concedérselo, pero que lo pensaran bien, porque, en su opinión, no era lo
más conveniente para él. Pero ellos insistieron tanto que, al fin, Dios se lo
concedió.
Y dice la leyenda que, felizmente, estos
ancianos esposos no vivieron el
tiempo suficiente para ver crecer a su hijo, que llegó a ser el más grande
tirano que existió en toda la comarca. ¿Por qué? Porque el sufrimiento nos hace
más sensibles ante el sufrimiento de los demás y nos ayuda a madurar
personalmente. Por eso, dice un dicho antiguo: “quien no sabe de dolores, no sabe
de amores”.
El sufrimiento un instrumento de Dios para acercarnos más a Él, si
sabemos aceptarlo con amor. De otro modo, puede ser un medio de desesperación que
lleva al suicidio. Quien pueda entender,
que lo entienda…
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