Otra perspectiva. El sentido de mi vida hoy. ¡Feliz
jubilado = Vida feliz!
Dice S. Núñez: Si la felicidad es la realización de los proyectos vitales que a uno
verdaderamente le importa… ¿Cuál es mi proyecto vital hoy?. Los proyectos vitales son muchas veces fruto de
una llamada que alguien nos hace para que lo asumamos, puesto que la vida
humana no se construye en solitario. ¿Podría ser este llamado, una entrega de recursos a nuestros hijos en
esta época de falta de trabajo, y crisis económica?
La felicidad es algo radical, que afecta
a la persona en lo más profundo de su ser, en su vida. La felicidad no es un
sentimiento, ni un placer, ni un hábito, sino una condición de la persona
misma, de toda ella, es decir, está en el orden del ser, y no del tener. Es un
“estado”
Precisamente por eso, “se puede ser
feliz en medio de muchos problemas, y a la inversa, se puede ser infeliz en medio del bienestar, de los placeres, de lo favorable”. De lo dicho se desprende que la
felicidad nace de la conformidad íntima entre lo que se quiere y lo que se vive. Al punto considero pertinente dar paso
a ciertas preguntas formuladas por el Dr. Daniel Goleman, que mucho me han ayudado:
1- ¿Por qué algunas personas aparecen
dotadas de un don especial que les permite vivir bien aunque no sean las que
más se destacan por su inteligencia?
2- ¿Por qué no siempre el alumno más
inteligente termina siendo el más rico, el que más éxito tiene?
3- ¿Por qué unos son más capaces que
otros de enfrentar contratiempos, superar obstáculos y ver las dificultades
bajo óptica distinta?
Un nuevo concepto viene a darnos la
respuesta a estas interrogantes. Es la
inteligencia emocional. Ésta permite tomar conciencia de nuestras
emociones, comprender sentimientos de los demás, tolerar presiones y
frustraciones que soportamos en el trabajo o en casa, acentuar nuestra capacidad
de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social que nos brindará
más posibilidades de desarrollo personal, sosiego y calidad de vida.
¡Cómo negociar sin perder =
Autodominio!. Los experto dicen: “Guste
o no, somos negociadores”. La negociación es una realidad de la vida.
Discutimos un aumento con el jefe, o tratamos de ponernos de acuerdo con
alguien sobre el precio de un automóvil. Dos abogados tratan de arreglar un
conflicto cualquiera.
El Secretario General del Sindicato se
reúne con los Directores de la empresa para evitar una huelga. Vecinos intentan
zanjar sus diferencias porque uno de ellos poluye el ambiente del barrio
arrojando basura a la calle. No faltan especialistas en molestar con equipo de
sonido de alto volumen, glorificando al máximo su prepotente ignorancia,
imbecilidad, etc.
En fin, negociamos todos los días, aun
cuando no caigamos en la cuenta de que lo estamos haciendo. Por ejemplo, una
señora negocia con su esposo sobre dónde comer; con los hijos, respecto a qué
horas deben regresar a casa. El hijo menor de edad insiste y fastidia porque
quiere salir por la noche, ir a la fiesta en auto de papá, aunque el destino
sea dos cuadras nada más….
La negociación es un medio básico para
lograr lo que queremos de otros. La negociación siempre es una comunicación de doble vía. ¿Por qué
negociamos? Porque, aunque unas y otras
personas comparten algunos intereses en común, en la mayoría de los casos
existen intereses opuestos.
Por
consiguiente, se afirma que: “El conflicto de intereses es una industria en
crecimiento”.
Todo ser humano quiere participar en decisiones
sobre problemas que le afectan; pero cada vez menos personas están dispuestas a
aceptar decisiones dictadas por otros. Aunque se negocia todos los días, no
siempre es fácil hacerlo bien. Y en etapa de la jubilación, es más que
necesario el arte de negociar. Los profesores de Harvard Roger Ficher; William
Ury, y Bruce Patton dicen: Existen dos estrategias estandarizadas para
negociar: Suave y Dura.
El negociador suave procura evitar conflictos personales, y por eso hace
concesiones para llegar a un acuerdo. No pocas veces termina sintiéndose
explotado y amargado. El negociador duro
ve todas las situaciones como una guerra de voluntades. Este aspira ganar a
como dé lugar. Normalmente lastima su relación con la otra parte e
interiormente queda insatisfecho, aunque diga: <he hecho un buen
“negocio”>
Pero hay una tercera manera de
negociar, según los expertos. El método de negociación según principios. Este método sugiere que se
busquen ventajas mutuas siempre que sea posible, y que cuando haya conflicto de
intereses, debe insistirse en que el resultado
se base en algún criterio justo, independiente de la voluntad de las partes.
Este método es duro para los argumentos,
pero suave para las personas. La negociación según principios muestra cómo
lograr derechos y a la vez ser decentes. Permite ser justos al tiempo que
protege contra eventuales “ventajistas”. Este método llamado negociación según
principios o negociación con base en los
méritos, puede resumirse en estos puntos básicos:
Las personas deben ser
separadas del problema. Somos criaturas intensamente emotivas. No somos
computadoras. En sanos intereses deben concentrarse los
contendientes, no en sus “tercas” posiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario