¿Condenado a blindarse?
En Bogotá, Colombia, funciona la única fábrica del mundo que produce prendas de vestir de alta costura resistente a las balas, también conocida como “Armani de las prendas blindadas”
La mayor parte de las personalidades de Colombia y Venezuela usan estas prendas blindadas tales como guayaberas tropicales, chaquetas de gamuza, gabardinas, ternos y camisetas, diseñadas a la medida del cuerpo y del grado de protección que necesita cada cliente. Los precios de las prendas oscilan entre 200 y 2.000 dólares y ninguna llega a pesar más de dos kilogramos y medio.
El concepto de “moda de alta seguridad”, desarrollado por Miguel Caballero, propietario de la fábrica, le permitió confeccionar también sotanas blindadas contra impactos de fusil para un grupo de religiosos amenazados por sectas satánicas. El blindaje también se ha extendido a calzoncillos resistentes a lances de cuchillo y otras armas blancas, productos de utilidad principalmente en cárceles. Las prendas de Miguel Caballero, llevan policías, políticos, funcionarios públicos y empresarios de España, Ecuador, Venezuela y Colombia.
El consumo de estos productos está creciendo vertiginosamente en Venezuela como consecuencia del desorden social y político que vive ese país. Tanto es así que Miguel Caballero ya tiene en Caracas una oficina de venta propia. Varios de sus chalecos contra balas están en Irak, a donde los primeros llegaron adheridos al pecho de reporteros de la BBC de Londres. Hasta aquí la crónica del semanario Tiempos del Mundo, p. 20 de junio/2005.
Nuestro país no escapa de la inseguridad creciente causada por secuestradores, moto-chorros, sanguinarios patoteros, peajeros pirañitas-niños y tiburones-adultos, salvajes estudiantes, violentos transeuntes, entre otros despojos sociales que azotan y enlutan a cientos de familias, por nimiedades, y muchas veces, por nada.
Por tanto y para no desesperanzarnos, podríamos pensar algo así: “Algún empresario paraguayo ¿no podría dirigir su imaginación para ensamblar una fábrica de prendas blindadas al estilo Miguel Caballero?” No es descabellado pensar que tal idea reportaría al sesudo empresario, en poco tiempo, una incalculable fortuna, debido a la alta inseguridad que se alimenta de nuestro caos establecido.
Así las cosas, podríamos festejar los doscientos años de nuestra existencia guaraní - que no independencia, precísamente - inaugurando el uso de atuendos blindados como chalecos, camisas, polleras, gafas, kepis, calzoncillos, sostenes y demás atavíos personales, pijamas incluido. Entonces, talvez, podríamos sentirnos algo más seguros en las esduelas, colegios, supermercados, iglesias, en los estadios y en la calle, pues tampoco debemos descuidarnos de coléricos choferes, verdaderos "karajás con pantalones" que pueblan nuestra bicentenaria y enanizada fauna paraguaya.
Si las autoridades no quieren o no pueden combatir la escandalosa inseguridad que reina soberana, al menos nos quedará este consuelo: haber hecho algo por protegernos, esto es, blindarnos, pues si nosotros no nos cuidamos..¿quien lo hará?
Y usted, estimado lector.. ¿qué opina?
Si las autoridades no quieren o no pueden combatir la escandalosa inseguridad que reina soberana, al menos nos quedará este consuelo: haber hecho algo por protegernos, esto es, blindarnos, pues si nosotros no nos cuidamos..¿quien lo hará?
Y usted, estimado lector.. ¿qué opina?
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