jueves, 5 de mayo de 2011

¡CUMBRITIS AGUDA!

¿Moderna Patología Presidencial?

 Con fastidiosa frecuencia vemos, oímos o leemos artículos como: “Concluyó la Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno; exitosa minicumbre....; se firmaron acuerdos bilaterales...”, pero el pueblo, mayoría plebeya, nos quedamos con la certeza que estos encuentros no son sino espectáculo depoder y turismo presidencial, lejos, muy lejos de los beneficios concretos que se dicen obtener.

La mala imagen de las cumbres es una realidad incontestable. El presidente colombiano Álvaro Uribe se refirió a éstas como “detestables”, argumentando que es “feo ver a los presidentes paseando a toda hora. Con los problemas que tenemos en nuestros países, nos pasamos de cumbre en cumbre”, dijo a la cadena RCN antes de partir a Salamanca (Tiempos del Mundo 20.10.05) Casi seis años después, la realidad es la misma.

La mayoría de nuestros presidentes participan de muchas reuniones cumbres al año. En ellas cacarean ambiciosos proyectos contra todos los males de la humanidad y con encendidos discursos destacan el valor de la solidaridad, fraternidad, hermandad de los pueblos... que no se cumplen.

¿Se ha logrado -  no digo erradicar - sino menguar los aterradores índices de situación de pobreza y niños en las calles, por ejemplo? En nuestro país, ¿Qué adelanto se ha obtenido en dos décadas de democracia en materia de salud, educación y seguridad, temas que nunca faltan en las cumbres y en cualquier discurso de ocasión? ¿Cuántos millones de guaraníes nos cuestan cada viaje presidencial, generalmente con exceso de acompañantes?

Ejemplo patético: ¿Acaso no dependemos de la voluntad de algún sindicalista argentino para que nuestros productos lleguen o salgan del país?, al decir de un importante referente empresarial ¿Cuántos millones de dólares y angustias nos han provocado nuestros "amados hermanos", más allá de la frontera? ¿Y los “gloriosos” acuerdos bilaterales....?, bien gracias.

Estas cumbres, más que para firmar toneladas de papeles totalmente inútiles, amenazan convertirse en un perverso vicio de derroche de tiempo y dinero público, es decir, de nuestro dinero.

Hace falta que los presidentes, los que hemos tenido y los que pretenden otra vez el cargo, el que está, y los que futuramente serán, resuciten escenarios más positivos, más provechosos, de aplicación inmediata y efectiva. Que las “cumbres” presidenciales sean realizadas con honestidad y patriotismo para planificar políticas de “bienestar del pueblo” a quien tanto dicen servir.

Total, cuando les corresponda disfrutar de su merecido descanso, ¿no seremos el aniquilado pueblo, quien finalmente arcará con todos sus gastos... o, es que alguien, ingenuamente cree que los presidentes pagarán de sus honorables bolsillos, sus opulentas vacaciones?

Estimado lector, usted que me distingue con la lectura de este artículo, ¿qué opina?

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