“Y yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de cualquier palabra inútil que hayan pronunciado”. Por tus propias palabras serás juzgado, y declarado inocente o culpable” (Mt. 12:36-37)
Es miserable usar palabras agresivas, hirientes, groseras…sin medir los efectos y el daño que pueden causar. “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas”. (St. 3:5) Cuidemos nuestro interior, porque de la abundancia del corazón habla la boca (Lc 6-45)