lunes, 20 de septiembre de 2021

CRISTIANO AÑETE… ¿O Cristiano Sociológico-Reínte?

 
Hay gente que vive “como pagano”, un cristianismo sociológico-reiéte; de ceremonias, y costumbres, sin comprometerse con la formación de sus hijos o ahijados de bautismo, confirmación o de matrimonio, es decir, sin convicción ni respeto a lo dice creer. ¡Pasa el tiempo y nada cambia!  

Una realidad palpable es que no pocos “cristianos” de nombre-reiete, van la iglesia sólo ocasionalmente o nunca y muchos de ellos dicen: “Jesucristo sí; iglesia o religión no”. Lo curioso es que, se identifican como cristianos… ¿por ser bautizados?... pero, ¡no hay cambio!...Un ejemplo: 

Yo antes era un cristiano sociológico, como tantos…y por medio de un compañero supe que ser cristiano no es sólo ir a la iglesia los domingos, sino que es un estilo de vida”. (Rafael Serrano, de la Hermandad Obrera de Acción Católica (El País.12.08.1983) 

Sobre, “Cristo sí, Iglesia no”, dice Mons. T. Dolan Arzobispo de Nueva York: “Muchos tienen líos con la Iglesia. Después que Jesús regresó a su Padre, Saulo, quizá el terrorista más intimidante perseguidor de la naciente Iglesia, galopando camino a Damasco…. 

“De repente vino una luz del cielo. Saulo cayó al suelo y escuchó una voz: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” “¿Quién eres, Señor?”, preguntó Saulo. Y respondió la voz: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues…”. 

Jesús, no dijo “estás persiguiendo a mis discípulos…o “tú persigues a mis seguidores”. “Estás persiguiendo a mi Iglesia”. Sí, dijo: “Saulo, ¿por qué me persigues?”. ¿Qué quiso decir Jesús? Jesús y su Iglesia son inseparables. Es lo que Jesús enseña a Saulo… Y Pablo...¡cambió!

Saulo no dijo: “¡Oh Qué experiencia haberme caído del caballo! Ahora acepto a Jesús como mi Señor y Salvador y sigo siendo el mismo en el mundo”. ¡No! Buscó a la Iglesia. 

Los seguidores de Jesús guiados por Pedro ya tenían una doctrina definida, la Eucaristía, la fracción del pan, una unión común, una identidad. Pablo buscó a la Iglesia para seguir a Jesús, ser bautizado y unirse a ellos en la labor de santificación y evangelización. 

Poéticamente Pablo dice, la Iglesia es esposa de Cristo: “El esposo es cabeza de la esposa, como Cristo es cabeza de la iglesia, que es su cuerpo y su Salvador. Como la iglesia está sujeta a Cristo, también las esposas deben estar sujetas a sus esposos (Ef 5:23-24) 

Hoy muchos dicen no necesitar de la Iglesia. Ven a la Iglesia como un obstáculo. ¿Acaso no hay gente que vive así…incluso algunos de sus hijos o nietos? Este afecto creciente, el de tener a Cristo sin su Iglesia hace que muchos comprometidos se estremezcan.  

En su lado humano, la iglesia que somos todos, puede ser imperfecta y corrupta. Pero, recordemos al poeta italiano, Carlo Carretto que escribió en su autobiografía: “¡Cuánto te he criticado, Iglesia mía, si bien cuánto te amo. Sí, me has hecho sufrir. 

Y, sin embargo, te debo más que nadie. Sí, tú me has dado escándalo, sin embargo, tú me has hecho entender la santidad. Nunca en este mundo he visto algo más comprometido, más falso, que tú, mi Iglesia. 

Y, sin embargo, nunca había tocado algo tan puro, tan generoso, tan verdadero, tan hermoso. Innumerables veces he sentido como que azoto la puerta de mi alma en tu cara. Y, sin embargo, cada noche oro para no morir sino en tus brazos. 

No, Iglesia mía, no me puedo librar de ti, puesto que soy uno contigo. Estas en mi sangre. Entonces, ¿a dónde iría? ¿A empezar otra iglesia? No lo podría hacer sin los mismos defectos, porque resulta que también son mis defectos. Entonces sería mi iglesia, no tuya. ¡No! Soy lo suficientemente viejo para saberlo. ¡Yo me quedo en la Iglesia! 

Cristo es la cabeza, la Iglesia es su cuerpo; Él es el novio, ella la novia. Unidos, ellos son lo que san Agustín llamó “el Cristo total”. ¡Ojalá yo entienda lo que es ser Iglesia....y cambie ... aun más!

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