¡EJEMPLO A IMITAR!
¡Ejemplar!... en el sentido que la Institución decidió expulsar a los deshonestos, como una muestra de que no tolerará la corrupción. Y tal
drástica decisión ha obedecido a la razón, al pudor y a la vergüenza;
no al temor de “quedar mal” ante el imaginario colectivo. Esa es la gran virtud aplaudida.