¿Inminente saqueo a la vista?
Desde siempre
ha habido políticos quienes nos han demostrado con dolorosos malos ejemplos que
el agresivo, el “letradito criollo”, el mbaretécho y el creerse superpoderoso,
son reglas maestras del éxito en la actividad política. Dicho de otra
manera, que “buen político” es sinónimo de hábil
camandulero. Aterrizo la idea en los siguientes puntos:
1º. La Ley 5074/13 faculta al
Ejecutivo, disponer del dinero de las cajas jubilatorias y de las reservas
internacionales, para solventar proyectos de infraestructura. (El Ministerio de
Hacienda del actual gobierno remitió un informe técnico, que no consideraba
recomendable usar los recursos del ahorro previsional en la financiación de las
obras públicas porque “generaría un elevado riesgo” sobre la seguridad y el
retorno de dichos recursos).
2º. El economista Saguier
Blanco advirtió que meter un manotazo a las reservas o a los fondos
jubilatorios, como se hizo en otros países, no es lo mejor. “Vemos por
experiencia ajena que tras haber manoteado dichos recursos para fines
clientelistas, políticos y otros oscuros intereses no tuvieron buen resultado”.
….
3º. ¿Quién puede válidamente
asegurarnos que los fondos jubilatorios no será igual aventura coma la ocurrida
durante el “alegre” gobierno de Wasmosy?: el IPS otorgó préstamos a 17 empresas
privadas por valor cercano a los 46 millones de dólares, de los cuales recuperó
apenas unos 18 millones de dólares. ¿Qué negocio es ese?
4º. ¿Por qué la
Ley de Alianza Público-Privada no se encarga de la ejecución de obras de
infraestructuras?.
Por consiguiente y con razón, el temor
de los jubilados y pensionados – dice muy acertadamente Alcibíades González
Delvalle (ABC 21.09.14) - está sustentado en varios hechos, algunos de los
cuales fueron repudiados por la opinión pública, como el dinero del Banco
Nacional de Fomento que fue a parar a los bolsillos de los transportistas,
nunca devueltos. También el dinero del IPS, “prestado” a varios empresarios
que, para no pagar su deuda, se declararon “en quiebra” y dejaron a la
Institución unos clavos descomunales.
Si hoy el IPS se
encuentra en “terapia intensiva”, sin insumos ni medicamentos, ¿Cómo es posible
creer en la gestión de los políticos si la
corrupción, que desde siempre padece nuestro país, hace que desconfiemos de la
buena utilización del dinero público. ¿Quién garantiza al jubilado, en el ocaso
de sus vidas, ancianos y enfermos, no sean despojados del único paño de
lágrimas - su jubilación, producto de una vida de trabajo y de ahorro?.
Así las cosas, los titulares de poderes
administrativos y políticos, sobre todo, aquellos que respiran “cristiandad”
por todos los poros, recuerden lo afirmado por San Pablo: “No es que queramos imponerles a
ustedes lo que tienen que creer…..lo que queremos es colaborar con ustedes para
que tengan alegría” (2ª Cor. 1, 24).
Enseñaba Santo Tomas: Gobernar
no significa hacer las cosas, sino ordenar las cosas que deben hacerse, bien” El poder político no es el fin de la
política, sino su simple instrumento de conducción, promoción y control, según
Secundino Núñez. Ojalá, un día, algún político honesto y equilibrado nos devuelva la
fe en la patria.
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