jueves, 11 de julio de 2024

QUIEN AMA ...RESPETA. “Es reverencia interior y trato cortés”

 
“Todo el mundo” sabe que la primera y elemental actitud en las relaciones humanas, es el respeto. Pero, ¿cómo respetar al otro, si para mí el otro, nada significa? Es necesario comprender que el semejante, el otro, es un mundo sagrado igual a mí, y como tal, no sólo merece respeto sino también, reverencia -como quisiera para mí.

¿Qué es respetar?  El respeto involucra dos actitudes: una interior y otra, exterior. 1°. Venerar el pudor del hermano como quien venera algo sagrado. 2°. Implica no meterse con el otro. Dice el P. Ignacio Larrañaga: “no pensar mal, no hablar mal del otro”. Y por otro lado significa: “reverencia interior y trato de cortesía”. 

Larrañaga agrega: “La falta de respeto se llama vulgarmente murmuración y, científicamente, violencia compensadora. Quien murmura realiza dos actos: a) entra en el mundo del otro, en su recinto más sagrado, que es el de la intencionalidad; allá levanta un tribunal; b) juzga, condena y publica la sentencia condenatoria”. 

Vulgarmente utilizamos La expresión para significar la falta de respeto: meterse. ¡No te metas conmigo ¿Quién te crees para meterte en mi vida? Se trata de no meterse en el mundo del otro, de no invadir el terreno sagrado y privado (personal-familiar) del otro. 

Con qué facilidad y fruición, por ejemplo, durante la guerra sucia en campañas electorales, ciertos políticos se “meten en la vida e intimidad de sus adversarios, desnudando la carroña o desgracia del prójimo. 

Así las cosas, fácilmente alimentamos un clima enrarecido en la familia, trabajo, vecindad, etc.) Por consiguiente, ya nadie confía en nadie. La sospecha sienta sus reales, salpicando, incluso, a sublimes tareas a favor del bien común que a algún “ingenuo” se le ocurra realizar. 

El respeto -agrega Larrañaga- se vive desde el profundo yo. Viene de dentro. Las palabras destructivas son hijas de los sentimientos destructivos. Reverenciar al otro, significa silenciar lo negativo que siento y deseo expresar en contra del semejante. Y ¿por qué debo actuar así? 

Sencillamente, porque como cristiano, no me es lícito valorar al hermano, como alguien “más pequeño, menos que yo”. 

Por eso, es saludable meditar lo dicho por el célere poeta Juan Ramón Jiménez: “¿Quién sabe del revés de cada cosa?”. ¡Cuántas veces está la aurora detrás de la montaña! La actitud de respeto, se llama reverencia. 

Respetar al otro, podría constituir un excelente propósito que me proponga… ¡ya nomás!

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