sábado, 13 de julio de 2024

EL MAÑANA ... ¡NO EXISTE!

 

Repetía una y otra vez aquel profesor: ¡El futuro no existe como campo de acción! 

Dios sabe todo lo que sucederá en nuestras vidas y en el mundo, Sólo Él conoce el inicio y el final. Esto es omnisciencia de Dios. Es decir, nada hay que Dios no sepa, nada hay en el mundo que Dios ignore. La Biblia dice en la carta a los Heb 4:13: “Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios 

El mañana es solo un deseo o algo que vive en nuestra mente y que limita nuestros pensamientos, acciones y el presente. Dibujamos, a veces sin desearlo, nuestro propio pasado. Creando sentimientos de frustración y apatía cuando el presente que vivimos se aleja del futuro que deseamos. 

Es un deseo que esperamos lograr, aunque no siempre damos los pasos correctos para alcanzarlo. Pasa en el estudio, en los negocios y en nuestras actividades cotidianas. Soñamos cómo queremos que sea nuestro puesto de trabajo, la jubilación. También nos creamos una imagen de cómo queremos que sea nuestro marco familiar, de amigos y de hogar. 

Además, nos enseñaron desde chiquitos a buscar el futuro, a luchar por él, a “dibujar” nuestro propio destino, pero nadie o pocos nos enseñaron a disfrutar del camino o del instante que pasa y ya no vuelve. 

Pero, cuando eso que deseamos no llega o si resulta peor de lo que planeamos, caemos en la cuenta de que el futuro no existe como campo de acción. Ocurre también en el matrimonio que lucha por vivir mejor, y que muchas veces  se olvida de vivir el día a día, disfrutar de cada momento o cada pequeña fogata que vuelva a encender la hoguera. 

Le pasa a los padres que imaginan la vida de sus hijos como les hubiera gustado vivir a ellos, en lugar de ayudarles a disfrutar cada aprendizaje, cada vivencia, cada descubrimiento que forjará su personalidad y sus valores.

Dice José Cabrera: “Estamos condicionados por el reloj, el calendario, por agendas. Diseñados para buscar la felicidad sin ser felices. Obsesionados por tener una vida sin vivirla, hasta que entiendes que el futuro no existe. Solo es un sueño, un deseo, una declaración de intenciones. 

Y entonces decides que prefieres dejar de lado la racionalidad y llenar tu presente de emociones, de intensidad, de pasión y de acciones que graben tu pasado. Y agrega: “Si deseas acariciar, acaricias. Si deseas abrazar, abrazas. 

Si deseas ayudar, ayudas. Si deseas escribir, escribes (aunque sea como estoy haciendo yo ahora, en el coche, parado en la puerta de mi casa, porque era cuando me surgió la inspiración”. Es el “hoy” lo que importa. El futuro es el tiempo real con lo que haces. 

El mejor tiempo de vivir el hoy es el presente, aunque el futuro sea incierto. Cuando es tiempo hacer lo que vale la pena y recuperar el tiempo perdido con la gente que amas. Porque, el futuro no existe como campo de acción. Vive intensamente el presente y tu pasado será bello. ¡Ta upéiucha!

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